Felipe Ochoa Rosso. Miembro emérito del CICM y académico de honor de la Academia de Ingeniería.
Independientemente de lo que se haya logrado con el primer Programa Nacional de Infraestructura 2007-2012 y lo que se logre con el PNI 2014-2018, el hecho es que la sociedad civil, por conducto de sus organizaciones gremiales, ha contribuido positivamente al avance en este nivel del proceso de planeación de la infraestructura, y debería seguir contribuyendo con su legado en los próximos sexenios.
¿Ausencia de planeación en infraestructura?
Con frecuencia se escuchan opiniones acerca de la falta de planeación en materia de la infraestructura física en México. Siendo la planeación un ejercicio de reflexión visionaria y un esfuerzo de previsión para el desarrollo, el tema resulta prioritario. Por tanto, vale la pena precisar en qué sentido se ha avanzado en materia de planeación de infraestructura en México y qué falta por incorporar.
De conformidad con la Ley General de Planeación de 1983, es obligación de cada gobierno federal formular el correspondiente Plan Nacional de Desarrollo sexenal (PND), del cual se pueden derivar programas regionales y sectoriales. Por otra parte, si el PND correspondiente especifica que en su vigencia la infraestructura del país se considera prioritaria, se podrá formular un Programa Nacional de Infraestructura.
Contribuciones de la sociedad a la planeación
Instituciones relacionadas con la infraestructura (colegios, cámaras, institutos y asociaciones como la Voz Unificada de la Ingeniería, entre otras) han actuado en la última década sobre el tema con aportaciones constructivas al gobierno federal, que han incluido propuestas de programas nacionales de infraestructura en los dos últimos sexenios. Éstas han sido recibidas con beneplácito por los gobiernos y han servido como insumos valiosos para la formulación oficial de los programas nacionales de infraestructura de los gobiernos citados.
El desarrollo del corredor tecnológico
A manera de ejemplo se presenta aquí el proyecto de desarrollo económico regional denominado Corredor Tecnológico NAICM-Querétaro Aeroespacial (Gobenceaux, 2017), que propone la vinculación de dos desarrollos actuales para crear uno nuevo, a través de su conexión física en el largo plazo.
En efecto, el primero de ellos, con dos componentes sustantivos, es el proyecto del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, con la mayor inversión en infraestructura en el país, del orden de 186 mil millones de pesos, por una parte, y el desarrollo productivo que se dará en el área federal circundante, de 5,000 ha adicionales, incluyendo el aeropuerto existente. El segundo es el desarrollo actual, en la ciudad de Querétaro, de un clúster aeronáutico/aeroespacial de clase mundial, que ha crecido sustantivamente durante la última década.
Puedes leer el artículo completo en la revista Ingeniería Civil 576, disponible en el sitio web del CICM o en el siguiente enlace: IC 576