8 diciembre, 2024 1:42 pm

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Uno de los servicios que se ve severamente impactado cuando se presenta un desastre es el manejo de los residuos, ya que se convierte en un elemento fundamental para que la población afectada no quede expuesta a una serie de impactos ambientales que pueden deteriorar su salud de manera drástica, e incluso provocar pérdida de vidas humanas cuando no se obra correctamente buscando privilegiar el genuino interés público.

Jorge Sánchez Gómez Ingeniero civil con maestría en Ingeniería Sanitaria. Socio fundador y ex presidente de la Asociación Mexicana para el Control de los Residuos Sólidos y Peligrosos.

Palabras clave: residuos, desastre, huracán, servicios, salud, disposición final.

El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) clasificó inicialmente al huracán Otis como de categoría 2 y pronosticaba rachas de viento de 120 a 150 km/h, oleajes de 5 a 7 metros de altura en las costas de Guerrero y Oaxaca, así como marea de tormenta en las zonas costeras desde Acapulco de Juárez hasta Cuajinicuilapa.

Otis tocó tierra el 25 de octubre del 2023, 50 km al sur-sureste de San Miguel Totolapan y 100 km al nor-noroeste de Acapulco, con un desplazamiento en esta misma dirección hacia los estados de Michoacán y México. Apareció antes de lo esperado ya como categoría 5 entre las 4:00 y las 6:00 a. m. (hora local). Debido al poder de sus vientos, de hasta 270 km/h, provocó gravísimos daños materiales, además de afectar la estructura socio-motivacional de la población del puerto de Acapulco, que es la capacidad emocional de conectarse y organizarse entre sí para volver a la normalidad sin grandes consecuencias.

Para la Organización Panamericana de la Salud se trató de un desastre de grandes dimensiones, por ser un fenómeno natural que ocurrió en un espacio y tiempo limitado, y por haber causado trastornos en los patrones de la vida diaria y ocasionado pérdidas humanas y materiales, así como daños ambientales que demandan pronta atención para minimizar los riesgos a la salud de la población, de por sí bastante afectada.

Repercusiones en los servicios de aseo urbano

El impacto de este tipo de fenómenos sobre los servicios de saneamiento es, por lo general, bastante grave, por los daños que sufre su infraestructura y equipamiento.

Uno de los servicios que se ve severamente impactado cuando se presenta un desastre es sin duda el manejo de los residuos, ya que se convierte en un elemento fundamental para que la población afectada no quede expuesta a una serie de impactos ambientales que pueden deteriorar su salud de manera drástica, e incluso provocar pérdida de vidas humanas cuando no se obra correctamente buscando privilegiar el genuino interés público.

Entre las principales afectaciones a los servicios de aseo urbano se puede citar la alteración del sistema de recolección, por el bloqueo de las vialidades debido a los escombros y residuos producto del desastre, e incluso por los propios albergues que se habilitan de manera provisional para atender y resguardar a la población afectada. A lo anterior hay que agregar que el parque vehicular de recolección estará en situación crítica al utilizarse las unidades motrices en otras actividades prioritarias por la emergencia, como el reparto de provisiones y medicamentos.

Asimismo, los sitios normalmente utilizados para el confinamiento de los residuos pueden verse obstruidos por los daños sufridos durante el siniestro o por el bloqueo de las vialidades de acceso a ellos, además de que pueden verse colmados por la gran cantidad de residuos que requieren ser confinados.

La alteración en la dinámica y cotidianidad de los servicios de aseo urbano, sobre todo de la recolección de basura con la regularidad requerida, daña la salud y el bienestar de la población, al verse expuesta a agentes biológicos patógenos, fauna nociva, sustancias peligrosas y desechos que al degradarse producen miasmas y olores sumamente desagradables. Asimismo, cuando los integrantes de un grupo social perciben que los residuos generados invaden su vecindad inmediata, sufren quizá la principal afectación a su estabilidad emocional, incluso mayor que la padecida por carencia de víveres y medicamentos, ya que el suministro de estos insumos tiende a regularizarse en poco tiempo gracias a la solidaridad y al apoyo de las organizaciones civiles que complementan el servicio que obligadamente debe brindar el Estado, mientras que la regularización de los servicios de aseo urbano –que están conformados por una serie de segmentos con distintas características y funciones– demandará tiempo, reposición del equipamiento dañado, rehabilitación de las instalaciones, restablecimiento de la cotidianidad laboral y creación de infraestructura que sustituya a la inhabilitada por la emergencia.

Efectos de mayor consideración por el mal manejo de los residuos

El control y manejo adecuado (durante y después de la emergencia) de los residuos producto del desastre acumulados sobre las vialidades puede presentar una serie de inconvenientes (tabla 1).

Numeralia de los residuos y sus impactos

Se estima que la cantidad de residuos que se generaron por el impacto del huracán Otis en el puerto de Acapulco rebasa los 2 millones de toneladas, equivalentes a 2.2 millones de metros cúbicos. Aunque predominan los residuos sólidos urbanos, se calcula una cantidad importante de residuos de manejo especial y también, aunque en menor medida, residuos peligrosos.

Esta cantidad de residuos equivale a llenar casi 2.5 veces el Estadio Azteca, considerando que la capacidad de este es del orden de los 900,000 m3, tomando como dimensiones de referencia 150 m de largo por 120 m de ancho (incluyendo la cancha de futbol y las áreas de servicios), y que su altura desde la cancha hasta las últimas gradas es de 50 metros.

El tipo de desechos que debieron retirarse de vialidades, instalaciones y edificaciones son, entre otros: pedacería de vidrio, residuos de concreto y asfalto, varillas, madera, material térreo; mobiliario inservible; desechos de poda, ramas, arbustos y árboles; unidades motrices inservibles (automóviles, autobuses y motos) y embarcaciones dañadas; envases, empaques y embalajes de diferentes tipos; alimentos no aptos para el consumo humano; medicinas y fármacos caducos; materiales utilizados en tareas de rescate; solventes, pinturas, así como desechos provenientes de la atención médica (algodones, gasas, desinfectantes, guantes, sábanas, batas, almohadas).

Dos millones de toneladas de residuos representan más de 180,000 viajes de vehículos de volteo de 14 m3 de capacidad. Lo ideal habría sido que en tres meses se hubiera retirado dicha cantidad de residuos para recuperar la movilidad y el tránsito en los espacios públicos y las vialidades. Para ello se tendría que haber habilitado un parque vehicular compuesto por 200 unidades que pudiesen realizar, cada uno de ellas, 10 viajes por jornada de trabajo: un escenario sin duda muy ambicioso.

Buenas prácticas para el control de los residuos generados durante y después de un desastre

La gestión de los residuos generados por el impacto de fenómenos como el huracán Otis sobre el puerto de Acapulco demanda una serie de tareas que deben ser planificadas y convenientemente instrumentadas, anteponiendo la salud y bienestar de la población como elemento central. A continuación se describen las sugerencias y prácticas fundamentales para una gestión integral de los residuos eficiente y responsable. En primer lugar, es necesario establecer la organización y logística idóneas, que incluyan los aspectos que se enumeran en seguida:

Identificación de recursos disponibles. Como primer paso se deben identificar las organizaciones de carácter civil, así como las instituciones y agrupaciones públicas y privadas que pueden brindar apoyo para el restablecimiento de la vida normal de una localidad afectada por un siniestro, así como los recursos humanos disponibles, vías de comunicación, equipos y maquinaria pesada en condiciones de uso.

Inventario de residuos. Se cuantifican los distintos tipos de materiales que deben ser retirados y eliminados o confinados de manera segura, clasificándolos en residuos urbanos, de manejo especial, peligrosos, biológico-infecciosos y medicamentos caducos. Se define su ubicación, cantidad, tipo, características y requerimientos para su manejo. Se formula un padrón de contactos que puedan realizar la recolección de los residuos para coordinar las tareas requeridas.

Formulación de un mapa de riesgos. Es fundamental crear un sistema de información geográfica, como herramienta cartográfica de riesgos, que incluya las zonas afectadas, los riesgos implícitos, las fichas técnicas y cantidades de los residuos a manejar indicando las condiciones en que se encuentran y el equipo necesario para su manejo.

Disponibilidad de instalaciones. Se realiza la evaluación física de las condiciones de la infraestructura disponible para el manejo de los residuos, así como la ubicación de la infraestructura hospitalaria y de ayuda social. Se determina la vulnerabilidad de las zonas afectadas; la red vial en condiciones de uso; los requerimientos de movilidad, seguridad, alimentación, manutención y resguardo del personal de apoyo y, finalmente, la duración de las diferentes tareas por ejecutar y la entidad o agrupación responsable.

Coordinación de los trabajos. Es necesario definir al mando general de control, que es responsable de coordinar la participación interinstitucional y asignar las tareas de las que serán responsables, los recursos que se utilizarán y los equipos requeridos.

Comunicación social. Es imprescindible crear un sistema de comunicación con la población afectada, que incluya los enlaces a que haya lugar con las diferentes instituciones participantes y los mecanismos de retroalimentación con la comunidad.

Infraestructura estratégica para la valorización y confinamiento sustentable de los residuos

Es imprescindible señalar que la atención correcta de un desastre brinda la oportunidad de mejorar el sistema de gestión de los residuos respecto a la situación previa al evento, en cuanto a la mejora, modernización y sustentabilidad del servicio.

Es por ello que, aprovechando la emergencia, deben identificarse sitios alternos para su utilización inmediata, una vez que se haya regularizado la emergencia, como rellenos sanitarios que sustituyan a los vertederos existentes, sobre todo cuando se trata de tiraderos a cielo abierto.

Para el caso que nos ocupa, es necesario considerar que se requerirá un sitio que cuente con una superficie de al menos 30 ha, para que tenga una vida útil mínima de 20 años recibiendo la cantidad de residuos que diariamente se generan en el puerto de Acapulco (más de 800 t), así como los 2 millones de toneladas que dejó a su paso el huracán Otis.

Considerando que por cada hectárea se pueden confinar alrededor de 150,000 t de residuos, siempre que se pueda alcanzar una altura de 20 m en la celda, se requerirán al menos 10 ha para confinar 1,500,000 t de residuos, tomando en cuenta que 500,000 se pueden valorizar mediante el reciclaje y la cogeneración en hornos cementeros, es decir, solo el 75% de la cantidad de residuos generados por el siniestro se confinarían en un relleno sanitario. Las otras 20 ha se destinarían para disponer los residuos que diariamente generará el puerto de Acapulco durante los siguientes 15 años, asumiendo que en ese lapso se requerirá una superficie tal que permita dar cabida a 3 millones de toneladas de residuos.

Por lo anterior, se debieron haber creado al menos cinco sitios de transbordo, para que cada uno de ellos pudiera recibir 400 viajes diarios durante los tres meses mencionados (equivalentes a 5,600 m3), cantidad razonable para poder ser manejada con cuatro tractores de orugas tipo D8 en cada sitio, los cuales se utilizarán para realizar el acamellonamiento de los desechos, con el fin de evitar que estos ocupen una superficie excesiva.

Se estima que se requiere en cada sitio de transbordo una superficie aproximada de 10 ha, considerando que el acamellonamiento se realizará de tal forma que se logrará una altura promedio de 5 metros.

Durante los tres meses en que se deberían haber retirado los residuos, se podría, a marchas forzadas, crear el nuevo relleno sanitario, al menos para desarrollar su primera fase (5 ha). Desde el depósito del primer viaje de residuos en cada uno de los sitios de transbordo, se requería poner en marcha un programa enfocado en la recuperación de subproductos reciclables y con valor calórico para su utilización en hornos cementeros, con el fin de evitar el confinamiento de materiales que pueden tener un uso sustentable.

Al respecto, se sabe que se está construyendo en el actual sitio de disposición final de residuos del puerto de Acapulco denominado Paso de Texca una celda de 4.61 ha con una capacidad de diseño de 550,000 m3, que se estima tendrá una duración de 17 meses recibiendo diariamente 800 t de residuos. Además de esta obra, se requiere crear un plan rector a largo plazo que considere la infraestructura, el equipamiento y las inversiones necesarias para modernizar la gestión de los residuos en tan importante destino turístico, y que además incluya las previsiones para atender las contingencias de siniestros como el reciente huracán Otis.

Recomendaciones complementarias

Durante la etapa de reconstrucción de la infraestructura en general, se recomienda utilizar el escombro como insumo en las diferentes obras por realizarse, con el fin de que no sea enviado a disposición final un subproducto que puede ser utilizado como agregado de mezclas asfálticas y en la reposición de guarniciones, banquetas, pisos y muros de concreto.

Tanto los lugares donde se hayan almacenado los residuos antes o después del desastre como los sitios que se hayan destinado para su acopio deben ser regados con lechada de cal en proporción de un bulto de 25 kg por cada metro cúbico, para lograr una cobertura de 10 a 15 g por metro cuadrado.

Durante la etapa de emergencia es necesario habilitar un cuerpo emergente de vehículos con carrocería tipo volteo, ya que por su versatilidad pueden ser utilizados en múltiples actividades.

El trasiego de los residuos, particularmente durante la fase de recuperación del desastre, debe evitar el tránsito por áreas de alto riesgo, inseguras, proclives a que se presenten asentamientos, deslizamientos o colapso de edificaciones, líneas de transmisión eléctrica, ductos subterráneos o cavernas subterráneas.

Conclusiones

Por los efectos del cambio climático, es de esperarse que se presenten con más frecuencia eventos meteorológicos extremos como el reciente huracán Otis, que tantos daños causó en el puerto de Acapulco. Por ello será necesario que los asentamientos humanos en general, y particularmente los que se encuentran a lo largo de nuestros litorales y en zonas de alta vulnerabilidad geológica, hidrológica y sísmica, cuenten con programas de protección civil para el control y gestión eficiente de las contingencias que puedan suscitarse, además de personal capacitado y con el debido adiestramiento, así como infraestructura y equipamiento para un manejo racional, oportuno y seguro de los diferentes tipos de residuos que se generan en los desastres, ya que representan la principal afectación a la salud pública y al bienestar de cualquier población.

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