Francisco García Álvarez Coordinador del Comité de Seguridad Estructural, CICM.
La experiencia vivida por el Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM) y la Sociedad Mexicana de Ingeniería Estructural (SMIE) durante septiembre y octubre de 2017 se materializó en una inédita propuesta de Protocolo de Actuación para la Inspección Estructural de los Edificios, impulsado y desarrollado por el Comité de Seguridad Estructural. A continuación se transcribe íntegramente la propuesta.
Revisión postsísmica desarrollada por las brigadas del CICM y de la SMIE
Vivir en una zona sísmica obliga moralmente a los profesionistas con experiencia en estructuras, como ingenieros, ingenieros municipales, ingenieros/arquitectos y arquitectos, así como los pasantes de las carreras mencionadas, a ofrecer sus servicios honorarios para realizar las visitas de inspección ocular estructural de los inmuebles de una región determinada después de un sismo de magnitud tal que provoque daño estructural en dicha zona. Para tener un buen sistema de respuesta postsísmica es necesario llevar a cabo, previo al evento, diferentes tareas que deben tener el carácter de recurrente. Es importante mencionar que estas tareas deben estar coordinadas con las autoridades federales y locales, debido a que los resultados de estas inspecciones oculares formarán parte del censo de daños que las autoridades utilizarán en el futuro para la asignación de recursos de la reconstrucción.
Sobre este particular, es importante destacar que el CICM y sus brigadas deben ser validadas por el gobierno local o federal para el desarrollo de actividades propias del Protocolo de Actuación para la Inspección Estructural de los Edificios, contar con apoyo legal o certificación ante las actividades que lleven a cabo los brigadistas, lo cual presenta un área de oportunidad para las autoridades a fin de contar con personal especializado, preparado y organizado para coadyuvar ante un suceso de consideraciones relevantes.
El CICM y sus brigadas deben ser validadas por el gobierno local o federal para el desarrollo de actividades propias del Protocolo de Actuación para la Inspección Estructural de los Edificios, contar con apoyo legal o certificación ante las actividades que lleven a cabo los brigadistas, lo cual presenta un área de oportunidad para las autoridades a fin de contar con personal especializado, preparado y organizado para coadyuvar ante un suceso de consideraciones relevantes.
Trabajos preliminares
Sin lugar a dudas, atender un sismo de magnitud importante debe ser un esfuerzo de múltiples organizaciones, tanto federales como locales, así como de asociaciones civiles, que deben trabajar en conjunto para obtener resultados adecuados en tiempo y forma, los cuales aportarán a la población en general, que se encuentra en una situación vulnerable, las respuestas que necesitan tener en una situación de crisis, como el estado de su patrimonio y la seguridad de que su vida no corre riesgo. En el Comité de Seguridad Estructural creemos que el coordinador general o la cabeza de este esfuerzo debe ser una Secretaría de Protección Civil local o federal profesionalizada. Es decir, que los funcionarios públicos que lleven el control y la coordinación de los trabajos deben estar capacitados para coordinar diferentes organizaciones, tanto públicas como privadas, al igual que las asociaciones civiles de las diferentes profesiones involucradas, así como las incontables agrupaciones de generación espontánea motivadas por la solidaridad que surgen durante la emergencia; como ocurrió durante el sismo del pasado 19 de septiembre de 2017, cuando probaron ser un mecanismo muy efectivo para acopio de insumos, desde: ropa, víveres, medicamentos, los cuales variaron su demanda en el tiempo, hasta herramientas especializadas, generadores eléctricos, motosierras o carpas y lonas, entre muchos otros requerimientos que se precisaron para hacer frente al suceso.
Es muy importante que el gobierno estatal o local junto con el gobierno federal generen acuerdos con los diferentes medios de comunicación y en conjunto con el uso de redes sociales, para utilizar estos medios en la difusión de las diferentes necesidades que se irán presentando durante la emergencia, no solamente en lo concerniente a los insumos requeridos por la población, sino también como un medio para identificar a la gente que podría colaborar en la inspección de daño. Sobre la experiencia que recabaron el CICM y la SMIE durante el sismo del pasado 19 de septiembre de 2017, en múltiples ocasiones la labor de las brigadas de inspección estructural se vio dificultada por el desconocimiento de la población en general. La identificación oficial de las brigadas resultó fundamental para su buen desempeño, por ello consideramos que las autoridades deberían tener convenios de colaboración con prensa, radio, televisión y redes sociales en la difusión de la forma de identificación que los brigadistas utilizarán para realizar las inspecciones estructurales.
Además de los convenios descritos anteriormente, es importante que el gobierno federal tenga comunicación directa con los diferentes organismos gubernamentales que tienen protocolos propios de actuación tales como la Comisión Federal de Electricidad, el Instituto Mexicano del Seguro Social, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, la Cruz Roja, entre otros, puesto que muchos de los esfuerzos realizados se llegan a duplicar o una situación más desfavorable, se interfieren unos con otros, dificultando la respuesta. Como ejemplo, podemos citar que los protocolos de evacuación en los diferentes edificios contemplan concentrar a la gente en los arroyos vehiculares dificultando el libre tránsito de los vehículos de emergencia, tanto de ambulancias o transportes de bomberos, como de las múltiples cuadrillas de la Comisión Federal de Electricidad que se despliegan para restablecer el servicio eléctrico.
Dentro de las dependencias gubernamentales que debieran tener un papel fundamental en la respuesta postsísmica, se encuentran las diferentes secretarías de obra pública de los gobiernos federal, estatal y municipal, por lo que resulta fundamental que la Secretaría de Obras de la entidad o entidades afectadas, tenga una interrelación muy cercana con los diferentes Colegios de Arquitectos e Ingenieros y las diferentes sociedades técnicas. En este sentido, la Secretaría de Obras no solamente debe coordinar los esfuerzos de los profesionales en la respuesta postsísmica, sino que debe proveer un marco legal que le confiera certeza jurídica a los revisores que, en poco tiempo, deberán determinar la seguridad estructural de un inmueble, muchas veces con acceso restringido, sin las condiciones de iluminación adecuadas o en situaciones de seguridad muy precarias. Esta interrelación de la Secretaría de Obras con los diferentes colegios y sociedades técnicas debe también extrapolarse a las diferentes Facultades de Arquitectura e Ingeniería de las universidades locales, puesto que el capital humano que representan los estudiantes es fundamental para tener una respuesta pronta y expedita; sin embargo, es necesario que estos estudiantes tengan la capacitación adecuada en la evaluación de cualquier daño estructural, es decir, debiera incluirse dentro del Plan de Estudios de cada una de las carreras afines a la Seguridad Estructural, una materia de Levantamiento de daños donde se enseñe al estudiante a evaluar los diferentes tipos de daño y la gravedad de cada uno de ellos, de esta forma se podrá tener un gran capital humano capacitado para evaluar estructuralmente los diferentes inmuebles afectados, lo cual resultará en un tiempo de respuesta más corto con resultados confiables.
Otro de los trabajos preliminares que deben efectuarse, a consideración del Comité de Seguridad Estructural, es la impartición de diferentes cursos, empezando por los de levantamiento de daños para seguir actualizando y capacitando a los profesionales involucrados en la respuesta postsísmica, así como la impartición de cursos de reparación de estructuras, principalmente de mampostería y concreto, así como cursos para elaborar dictámenes estructurales, los cuales muchas veces no tienen lineamientos claros y pudieran obtenerse diferentes resultados dependiendo del profesional que efectúe dichos dictámenes. A medida que estos cursos estén estandarizados, la respuesta o los resultados obtenidos por los diferentes profesionales involucrados en la respuesta posterior a este tipo de eventos, serán más certeros y tendrán un nivel de confiabilidad adecuado.
En este marco, se ha documentado la existencia de múltiples documentos a nivel internacional que pueden servir de modelo con el objeto de generar el formato de evaluación postsísmica, herramienta documental indispensable para el éxito del censo de daños, y que todos los involucrados utilicen el mismo formato, de esta manera el posproceso de información será más sencillo. Este formato deberá estar disponible de forma digital mediante una aplicación (app) y también sin conectividad, porque debido a las probables fallas en el suministro eléctrico existirán zonas donde no se tenga acceso a Internet; asimismo, el formato también deberá estar disponible físicamente para que cuando la forma digital no se encuentre disponible, se realice el levantamiento en formato impreso para su futura digitalización en el Centro de Crisis.
Un trabajo fundamental previo al evento es contar con una zonificación de la posible área afectada, esto puede tener sentido en ciudades de gran tamaño como por ejemplo Acapulco, Guadalajara, Cuernavaca, Puebla o la Ciudad de México, la cual debería estar digitalizada y predispuesta en un plano donde su consulta fuera eficiente, donde los futuros brigadistas tuvieran bien determinada su zona de actuación. Dicha zonificación debe ser concebida por expertos en la materia que puedan, previo al evento, determinar las zonas con mayor vulnerabilidad, reducir el área de los sectores con mayor riesgo de daño, es decir, a mayor probabilidad de daño en la zona, sería menor el área que la brigada tendría que cubrir. Esta zonificación podría estar correlacionada con los diferentes mapas de riesgos o experiencias previas, donde resulta fundamental utilizar avenidas o calles importantes con el fin de sectorizar la zona afectada.
Otro de los trabajos importantes previos al evento es tener una base de datos actualizada y confiable sobre los posibles integrantes de las brigadas de inspección estructural. Esta base de datos deberá ser depurada y actualizada por lo menos una vez al año durante las horas de actualización profesional que piden los diferentes Reglamentos y Códigos de Construcción, además de cierto tiempo en la capacitación de evaluación de daños, medida que conllevará a tener un padrón de revisores estructurales confiable, quienes deberán tener muy claro a dónde dirigirse una vez que la emergencia se presente, esto ayudará a organizar de manera pronta y expedita las diferentes brigadas.
La interrelación de la Secretaría de Obras con los diferentes colegios y sociedades técnicas debe también extrapolarse a las diferentes Facultades de Arquitectura e Ingeniería de las universidades locales, puesto que el capital humano que representan los estudiantes es fundamental para tener una respuesta pronta y expedita; sin embargo, es necesario que estos estudiantes tengan la capacitación adecuada en la evaluación de cualquier daño estructural, es decir, debiera incluirse dentro del Plan de Estudios de cada una de las carreras afines a la Seguridad Estructural.
Conformación de las brigadas
Una vez que el sismo se presentó y que la activación de las brigadas de inspección estructural fue determinada por un comité especializado y formalmente integrado, que podría ser el Comité Asesor de Seguridad Estructural del gobierno local o inclusive de una Secretaría de Protección Civil local o federal profesionalizada, deberá emitirse un comunicado ya sea por redes sociales o por los diferentes convenios firmados con los medios de difusión, para que los integrantes del padrón de revisores estructurales se presenten al lugar designado para la conformación de las brigadas. Desafortunadamente este proceso no es posible llevarlo a cabo previo al evento debido a que la disponibilidad de los diferentes brigadistas puede variar en tiempo, por ello debe realizarse una vez que el evento se presente. Al respecto, la conformación de las brigadas deberá realizarse en un espacio conocido, de fácil acceso, que tenga espacio para un gran número de personas y la capacidad para albergar al Centro de Crisis, el cual coordinará y controlará los trabajos de las brigadas en la revisión de las estructuras. Una vez seleccionado el recinto, el primer paso será la agrupación de los brigadistas en función de la experiencia de cada uno, es decir, deberán colocarse en diferentes zonas del recinto con el objeto de identificar rápidamente quiénes son las personas con mayor o menor experiencia en materia de levantamiento de daños. Es de esperarse que las personas con mayor experiencia sean mucho menos que las personas con menor experiencia.
Ahora bien, una forma de organizar las brigadas es dividiendo a los brigadistas que respondan a la convocatoria en cuatro grupos, el primero con la gente de mayor experiencia, es decir con más de 15 años dedicados al diseño de estructuras, en este grupo se pueden ubicar a los corresponsables en seguridad estructural o los peritos profesionales en seguridad estructural; el segundo grupo puede estar conformado por los profesionales, que tengan entre 5 y 15 años de experiencia en el ramo de las estructuras; el tercer grupo lo conformarían recién egresados y hasta con 5 años de experiencia; mientras que en el cuarto grupo estarían todos los estudiantes, por lo cual es recomendable que todos los educandos ya hubiesen cursado la materia de levantamiento de daños o puedan comprobar que han tomado los cursos correspondientes. Con el objeto de contar con un censo de daños confiable, lo más adecuado sería que todos los alumnos hubiesen tomado el Curso de levantamiento de daños previamente, para lo cual sería de gran apoyo que el Sistema Educativo Nacional contribuyera en la difusión de este tipo de contenidos en beneficio de la población en general.
Asimismo, con el propósito de lograr una conformación operativa de las brigadas, lo más conveniente sería contar con una configuración piramidal, así el número de brigadas estaría en función del número de personas del primer grupo (el de los corresponsables o peritos profesionales en Seguridad Estructural) del cual saldrán los jefes de brigada, es decir los de mayor experiencia, posteriormente se deberá distribuir uniformemente a la gente de los segundo, tercero y cuarto grupos, respectivamente, a cada uno de los jefes de brigada. Es muy probable que alguno de los jefes de las brigadas ya tenga conformado su equipo de trabajo, por lo cual es prudente respetar las intenciones de cada uno; no debemos olvidar que esto es un esfuerzo altruista. Siguiendo esta mecánica, las brigadas organizadas para atender al sismo del 19 de septiembre de 2017 quedaron conformadas por un jefe de brigada con más de 15 años de experiencia, o bien, un corresponsable en Seguridad Estructural o un perito profesional en Seguridad Estructural, dos o más subjefes de brigada con más de 5 años de experiencia en el ramo de las estructuras y una base conformada por personas de menor experiencia y estudiantes.
Una vez conformadas las brigadas es necesario registrar a cada una, obtener los nombres y teléfonos de contactos de cada integrante y asignarles la zona donde deberán realizar las visitas de inspección estructural. Cada brigada se pondrá de acuerdo para llevar a cabo la labor encomendada, previamente explicada en los cursos de levantamiento de daños.
Conformación del Centro de Crisis
Ya que las brigadas están listas y evaluando daños en las zonas afectadas, es necesario contar con el Centro de Crisis, o Centro de Monitoreo, el cual coordinará y concentrará toda la información recabada por las brigadas. Dentro del Centro de Crisis deberá haber un coordinador por cada número de brigadas, en la experiencia del segundo sismo de 2017 había un coordinador por cada tres brigadas. Dicho coordinador estaba integrado en cada uno de los chats de las brigadas y tenía los teléfonos de los contactos gubernamentales para resolver cualquier inconveniente que la brigada pudiese tener.
Por su parte, dentro del Centro de Crisis se deben tener bien identificadas las zonas que se están inspeccionando en un mapa digitalizado, el registro de cada una de las brigadas, los integrantes de cada una, el porcentaje de avance visitado del área asignada a cada brigada, así como los reportes puntuales que se deban atender. También, dentro del Centro de Crisis debe haber un grupo especializado en digitalizar los reportes de levantamiento de daños que se realicen en formato físico; toda esta información debe ser cargada en la plataforma seleccionada ya que se compartirá con las autoridades correspondientes. Asimismo, es conveniente que toda esta información sea de acceso público para que la población sepa si su vivienda aparece dentro del censo. En la experiencia del sismo del 19 de septiembre de 2017, para las brigadas conformadas por el CICM y la SMIE, esta información estuvo disponible a los 15 días del sismo y puede ser consultada en la actualidad en la página www.sismosmexico.org.
Adicionalmente, en el Centro de Crisis también se deberán emitir las acreditaciones a los brigadistas, recibir a nuevos voluntarios y asignárseles brigada. También deberá funcionar como centro de reunión para las juntas de información con los Jefes de brigada, que no necesariamente deben ser diarias, en la experiencia del año 2017, las reuniones fueron cada tercer día. En consecuencia, tanto el Centro de Crisis como las brigadas deben cerrar operaciones una vez que se haya completado el recorrido del 100 por ciento de la zonificación previamente establecida, la cual puede sufrir modificaciones en función de los reportes de daños recibidos, por ejemplo, si en alguna región que no estaba contemplada en la zonificación original se detectara la existencia de daños, sería conveniente incluir la zona en el alcance de las brigadas.
En las figuras 1 a 4 se presentan los diagramas de flujo que resumen el Protocolo de Actuación para la Inspección Estructural de los Edificios propuesto, el cual consideramos debe ser producto de un amplio consenso institucional-académico-operativo y enriquecido por las diversas entidades a las cuales se hizo referencia.
Fuente: Libro Retos y oportunidades de la Ingeniería civil, publicado por el CICM.