19 febrero, 2025 3:51 pm

Óscar de Buen Richkarday Ingeniero civil y maestro en Ciencias con especialidad en Transporte. Fue sub­secretario de Infraestructura de la SCT. Miembro del Consejo de Ética del CICM.


La ingeniería civil es una profesión que fomenta el desarrollo integral de la sociedad mediante la concepción, diseño, evaluación, planeación, construcción, operación, mantenimiento y readaptación de la infraestructura, entre otros tipos de proyectos. En México, la profesión tiene una larga tradición de logros y realizaciones, de compromiso con la nación y de aportaciones que han elevado la calidad de vida de todos los mexicanos.

A pesar de los destacados logros de la ingeniería civil mexicana, desde hace algún tiempo un sector de la opinión pública y de la sociedad mexicana la perciben como una profesión que, con frecuencia, está involucrada en proyectos incompletos, de mala calidad, que se terminan con retrasos y sobrecostos. Estas situaciones son resultado de malas prácticas y, a veces, de conductas incorrectas que perjudican el buen desarrollo de las obras.

Ante este panorama, es imperativo que el Colegio de Ingenieros Civiles de México ofrezca soluciones para mejorar la percepción social sobre el ejercicio de la profesión promoviendo la transparencia, la rendición de cuentas y la vinculación de la ingeniería con amplios sectores sociales. Para alcanzar este objetivo, es fundamental profundizar en el conocimiento del entorno de los proyectos en los que intervienen los ingenieros, tanto en el sector público como en el privado, y fomentar la adopción de comportamientos éticos de todos los ingenieros civiles en cada una de las actividades y etapas de los proyectos en que los que participen.

 

Retos para el desarrollo de infraestructura

En México existen múltiples factores que en ocasiones influyen negativamente en la calidad y los costos de las obras de infraestructura que se construyen, en su funcionalidad y en el adecuado manejo de los riesgos asociados a su operación. Junto con la creciente complejidad de las obras, los efectos de los fenómenos naturales, la explotación irracional de los recursos y el incesante crecimiento de las ciudades, es previsible que la problemática asociada a la construcción de infraestructura aumente en los próximos años.

Algunos factores que contribuyen a la actual crisis en el desarrollo de infraestructura son los siguientes:

• Carencia de visión de largo plazo y de sistemas de planeación, programación y presupuestación de obras.

• Insuficiencia presupuestal para el desarrollo de estudios y proyectos previos a la realización de las obras.

• Falta de alineación entre las políticas presupuestales y las necesidades de ejecución de las obras.

• Contratación de obras públicas, incluyendo estudios preliminares y proyectos, con un marco legal que da prioridad casi exclusiva a reducir costos de inversión sin considerar la calidad de los trabajos que se contratan.

• Restricciones en la capacidad técnica y operativa de las dependencias gubernamentales responsables del desarrollo de programas y proyectos de infraestructura.

• Calendarios de obras fijados por condiciones y tiempos políticos que “deben cumplirse” en cualquier circunstancia.

• Sistemas de fiscalización, auditoría y control ineficaces.

• Asignación tardía e insuficiente de presupuestos para el mantenimiento y la operación de la infraestructura en servicio.

• Retrasos en la disponibilidad de los derechos de vía y los terrenos en los que se construirán las obras y sus accesos.

• Actos de corrupción que reducen la calidad, aumentan los costos y perjudican la funcionalidad de las obras terminadas.

Además de la compleja situación que enfrenta la ingeniería civil en la obra pública, hoy en día diversas iniciativas para otorgar mayor consideración a temas como el respeto a los derechos humanos, la no discriminación, la equidad de género y la igualdad en el acceso a oportunidades plantean otros retos igualmente relevantes. La necesidad de atender estos temas se está trasladando a todos los ámbitos de la acción humana, incluyendo la actividad profesional de los ingenieros civiles.

Un reflejo de estos esfuerzos lo constituye la puesta en marcha de iniciativas que fomentan una adecuada consideración de factores ambientales, sociales y de gobernanza como parte indisoluble del ejercicio profesional. Un ejemplo concreto en el campo de la inversión en infraestructura es el impulso a los Principios para la Inversión Responsable auspiciados por la Organización de las Naciones Unidas (UNPRI, por sus siglas en inglés). Éstos buscan incorporar consideraciones ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo al desarrollo de proyectos de inversión.

Los UNPRI incorporan factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) a las decisiones de inversión, con objeto de mejorar la gestión del riesgo y generar retornos sustentables para los inversionistas en el largo plazo. Se ocupan de identificar, evaluar, poner precio, gestionar y dar seguimiento a los riesgos asociados a los ESG, con objeto de preservar y aumentar el valor de un activo de infraestructura a lo largo del proceso de inversión.

El número de signatarios, bancos, instituciones financieras, aseguradoras y promotores de proyectos interesados en que los proyectos de infraestructura en los que participan cumplan con los principios está aumentando con rapidez, de la misma manera en que está incrementándose la cantidad de proyectos en los que se exige respetar estos principios. Los principios son los siguientes:

• Incorporar elementos ambientales, sociales y de gobernanza corporativa (ESG) a los procesos de análisis y toma de decisiones en materia de inversiones.

• Incorporar cuestiones ESG a las prácticas y políticas de propiedad.

• Buscar una divulgación transparente de las cuestiones ESG por las entidades en que se invierta.

• Promover la aplicación y aceptación de los principios en el sector de las inversiones.

• Trabajar en conjunto para aumentar la eficacia en la aplicación de los principios.

• Reportar actividades y avances en la aplicación de los principios.

De estos seis principios, los más importantes para el desarrollo de proyectos de infraestructura son los dos primeros, ya que, por una parte, cada vez es más importante incorporar elementos ambientales, sociales y de gobierno corporativo a los procesos de análisis y toma de decisiones en las inversiones en infraestructura, y por otra, es indispensable anticiparse e incorporar esas mismas cuestiones a las prácticas y políticas de los dueños de activos de infraestructura. El principal mensaje de los principios es que hoy no es suficiente que los proyectos sean muy buenos desde el punto de vista ingenieril o funcional, sino que para tener proyectos exitosos resulta indispensable incorporar factores exógenos relacionados con el medio ambiente, con cuestiones sociales y con gobierno corporativo, entre los que pueden citarse los siguientes:

• Obtener y conservar acuerdos sociales y comunitarios para efectuar la inversión.

• Respetar los estándares de salud y seguridad de la zona del proyecto, tanto antes como después del inicio de su operación comercial.

• Reducir los impactos sobre la biodiversidad.

• Asegurar buenas relaciones de todos los participantes en el proyecto con la comunidad.

• Respetar las normas laborales y los derechos de los pueblos indígenas en la zona de influencia del proyecto.

• Fomentar la accesibilidad y la inclusión social.

• Evitar la escasez y degradación de los recursos.

• Aumentar la resiliencia del proyecto frente a eventos naturales extremos y al cambio climático.

• Asegurar la sustentabilidad de la cadena de suministros.

• Rendir cuentas en forma permanente.

• Mantener independencia y revelar conflictos de interés cuando se presenten.

• Administrar y dar seguimiento a los temas ambientales, sociales y de gobernanza del proyecto.

• Evitar pago de sobornos y actos de corrupción.

• Promover la diversidad y la no discriminación.

Para la ingeniería civil del futuro es fundamental reconocer que estas tendencias se están incorporando con rapidez a la práctica habitual en materia de inversiones y que es imprescindible ponerse al día e incluirlas de manera eficaz en la práctica profesional. Integrar los factores ESG a la preservación y creación de valor de activos de infraestructura, tanto para los inversionistas como para todos los involucrados en los proyectos, será decisivo para el desarrollo exitoso de las inversiones. Como consecuencia, los ingenieros deberán adoptar una posición activa para respetar las reglas y regulaciones relacionadas con la inversión responsable en infraestructura y reconocer que sin la gestión activa de los factores ESG será imposible asegurar la sustentabilidad y reducir las externalidades negativas de la infraestructura.

 

Importancia de la ética y dilemas éticos comunes en el ejercicio profesional

La ética es un sistema de postulados aceptados que influyen en el comportamiento y el estudio de lo que es o no moralmente correcto. Debido a que todas las obras de ingeniería civil tienen un importante componente social, el ingeniero tiene la obligación moral de actuar éticamente. Por consiguiente, la ética es un elemento fundamental de la profesión, ya que no sólo contribuye a evitar tomar malas decisiones, sino que, por el contrario, ayuda a que éstas sean las correctas.

Debido a que las condiciones del entorno para el desarrollo de obras de infraestructura públicas y privadas son decisivas para la actividad de los profesionales de la ingeniería civil, es importante actualizarse permanentemente sobre ellas y su evolución, con objeto de que los ingenieros civiles puedan identificar sus exigencias y, en el terreno gremial, diseñar y desarrollar una agenda que contribuya a mejorar las condiciones para el trabajo de la ingeniería, tanto en el sector público como en el privado.

Como parte de esa agenda, la reconstrucción de la capacidad de planeación de la infraestructura y la elaboración de planes de largo, mediano y corto plazo que orienten el quehacer en todos los sectores de infraestructura y en todos los niveles de gobierno es una tarea de la mayor prioridad para que las obras de infraestructura que emprendan los ingenieros civiles se traduzcan en realizaciones provechosas para la población y positivas para México.

La adopción sistemática y generalizada de comportamientos éticos en el ejercicio de la ingeniería civil mexicana es una necesidad urgente para el fortalecimiento de la profesión. El Consejo de Ética del CICM es un instrumento útil para este propósito, por lo que conviene revisar los alcances de sus funciones actuales y las acciones que puede llevar a cabo en el futuro.

También es fundamental que el CICM impulse y promueva, por todos los medios, el comportamiento ético de los ingenieros, pues por un lado es claro que muchas irregularidades que afectan el desarrollo de los proyectos de infraestructura exigen la participación y colaboración de ingenieros que por acción, omisión o presiones de terceros sistemáticamente violan el Código de Ética del colegio y afectan el prestigio de toda la profesión; y por otro lado, resulta innegable que si la mayoría de los ingenieros se comporta en forma ética, disminuirán las anomalías en el ejercicio de la profesión.

La promoción de comportamientos éticos en la ingeniería civil y la aplicación de los principios éticos como instrumento útil para el combate a la corrupción ha sido el principal valor que la profesión ha asociado a la ética. Tener un comportamiento ético, por definición, implica abstenerse de incurrir en actos de corrupción, pero la ética es importante para el ingeniero por razones mucho más amplias que combatir la corrupción, pues en el día a día del ejercicio profesional es común que el ingeniero civil se enfrente a toda clase de dilemas éticos que debe resolver como parte de sus actividades cotidianas. Por ejemplo:

• ¿Cómo abordar una situación en la que al ingeniero se le solicita que reduzca el presupuesto de una obra para aminorar lo más posible el costo de construcción, sabiendo de antemano que tal solución implicará costos de conservación y mantenimiento muy elevados en el futuro?

• ¿Cómo enfrentar una situación en la que el ingeniero no dispone de trabajo suficiente para pagar los honorarios de su personal y le ofrecen un trabajo para cuya ejecución no está preparado?

¿Debe aceptarlo para obtener liquidez y resolver sus problemas inmediatos?

¿Debe rechazarlo por no estar en condiciones de cumplir con las expectativas de su potencial cliente?

• ¿Qué debe hacer el ingeniero si un cliente le solicita modificar su opinión experta para sustentar su postura en un proceso de arbitraje para resolver una controversia?

¿Debe alinear su buen criterio ingenieril con el del cliente que cubrirá sus honorarios?

• ¿Cómo debe proceder un ingeniero ante el hecho de que un superior le pida manejar la información de un concurso para favorecer a un licitante en detrimento de los demás?

• ¿Cómo actuar cuando, al momento de entregar una obra y certificar que cumple con la norma, al ingeniero se le plantean nuevos requerimientos que debe atender para que se le liberen pagos, fianzas o finiquitos de obra?

Si bien algunos de los dilemas planteados tienen respuestas claras, hay muchos casos que no las tienen. En la medida en que el ingeniero disponga de herramientas que le ayuden a forjar su criterio, tales como códigos de ética, normas de comportamiento, guías ilustrativas e incluso asesoría de sus pares, estará en mejores condiciones para resolverlos de manera satisfactoria. La tarea del Colegio de Ingenieros Civiles de México en el desarrollo de esas herramientas y sistemas de apoyo está clara y no puede esperar, pues de lo contrario, seguirán produciéndose casos problemáticos en detrimento de la profesión.

 

Códigos de conducta y ética

Para orientar al profesional en la adopción de comportamientos éticos, en muchos países los colegios de ingenieros civiles han desarrollado, aprobado y aplicado códigos de ética que comúnmente incluyen temas de corrupción, medio ambiente, seguridad y salud, participación en licitaciones, relación con clientes y con terceros, impacto sobre la comunidad, pagos extraordinarios y administración de proveedores. Estos códigos establecen los estándares éticos que un profesionista está obligado a respetar en relación con todos estos temas, razón por la cual las organizaciones gremiales suelen exigir a cada uno de sus afiliados la aceptación formal del código y el ejercicio de la práctica profesional conforme a sus preceptos.

Para atender los temas relacionados con la ética en la práctica de la ingeniería civil, el CICM cuenta con un Consejo de Ética que tiene los siguientes objetivos:

• Elaborar los códigos de ética y las normas de conducta para el ejercicio profesional de los ingenieros civiles.

• Difundir los códigos entre los miembros del CICM, ingenieros civiles en general e instituciones y organizaciones afines.

• Vigilar que se observen, para que los principios y normas del código influyan permanentemente en la actuación de los ingenieros civiles colegiados.

El Consejo de Ética del colegio actualizó en fecha reciente su Código de Ética, y la Asamblea General del Colegio lo aprobó el 7 de marzo de 2019. Este código constituye una herramienta para orientar al profesional de la ingeniería civil en la solución adecuada de disyuntivas éticas que se presentan en forma recurrente en la práctica profesional. El código está disponible en la página web del colegio y fue publicado en el número 597 de IC Ingeniería Civil.

Otro ejemplo de cómo la ética debe estar presente en la práctica de la ingeniería civil es el que ofrece la Asociación Estadounidense de Ingenieros Civiles (ASCE, por sus siglas en inglés), que ha desarrollado un código de ética basado en los siguientes principios fundamentales que deben regir la actuación de los ingenieros civiles:

• El ingeniero dará preferencia a la seguridad, la salud y el bienestar del público y buscará respetar los principios del desarrollo sustentable en el desempeño de sus obligaciones profesionales.

• El ingeniero proporcionará servicios sólo en las áreas en que sea competente.

• Cuando el ingeniero emita informes públicos, éstos serán objetivos y veraces.

• En asuntos profesionales, el ingeniero actuará como agente confiable o fiduciario de cada uno de sus empleadores o clientes y evitará los conflictos de interés.

• El ingeniero construirá su prestigio profesional con base en el mérito de sus servicios y se abstendrá de competir deslealmente con otros.

• El ingeniero actuará siempre de una manera que preserve y aumente la honorabilidad, integridad y dignidad de la profesión de la ingeniería y no tolerará actos de soborno, fraude y corrupción.

• El ingeniero continuará su desarrollo profesional a lo largo de su carrera y abrirá oportunidades para el desarrollo profesional de aquellos ingenieros que colaboren con él.

Detrás de cada uno de estos principios básicos, la ASCE ha desarrollado una serie de guías prácticas que proporcionan orientaciones más detalladas. Estas guías están disponibles en la página de la asociación (www.asce.org), la cual contiene una gran cantidad de materiales actualizados relacionados con la ética en la práctica de la ingeniería civil.

 

Conclusiones y recomendaciones

La adopción sistemática y generalizada de comportamientos éticos en el ejercicio de la ingeniería civil mexicana es una necesidad urgente para el fortalecimiento de la profesión. El Consejo de Ética del CICM es un instrumento útil para este propósito, por lo que conviene revisar los alcances de sus funciones actuales y las acciones que puede llevar a cabo en el futuro.

En el entorno en que actualmente se desenvuelven los ingenieros civiles en México, tanto en el sector público como en el privado, los códigos de ética son instrumentos con gran potencial para orientar el comportamiento de los ingenieros y contribuir a la recuperación del prestigio de la profesión. En este sentido, el Consejo de Ética puede contribuir a modernizar la práctica profesional con un claro sentido ético y social, proponiendo y apoyando el desarrollo de acciones como:

• Difundir el Código de Ética del Colegio de Ingenieros Civiles de México y promocionar sistemáticamente su valor y sentido para la profesión.

• Documentar casos que sirvan como referencia para la práctica profesional de la ingeniería civil en México, siguiendo el ejemplo de la ASCE y de otras organizaciones gremiales internacionales.

• Conocer y difundir los Principios para la Inversión Responsable promovidos por la Organización de las Naciones Unidas y orientar a las empresas de ingeniería sobre las formas de apegarse a ellos.

• Promover que todas las empresas involucradas en proyectos de ingeniería cuenten con su propio código de ética y lo difundan entre sus empleados.

• Desarrollar y ofrecer opciones de capacitación para la comprensión y el manejo práctico de conceptos éticos en la práctica de la ingeniería civil.

La práctica de la ingeniería civil está llena de dilemas éticos que no siempre son fáciles de resolver. Para apoyar el manejo adecuado de ese tipo de dilemas se recomienda:

• Revisar periódicamente los códigos de conducta y ética de la profesión.

• Usar el Código de Ética del CICM como apoyo para el manejo de situaciones específicas.

• Analizar si la decisión que un ingeniero está por adoptar se podría defender ante terceros, como la prensa, una persona de confianza o un líder de la profesión.

• Aprovechar las habilidades ingenieriles para analizar dilemas éticos sin aceptar presiones de terceros y orientar a ingenieros jóvenes en el manejo de este tipo de situaciones.

Finalmente, es importante señalar que el comportamiento ético de los profesionales de la ingeniería debe cumplirse todos los días y en cualquier circunstancia. En la medida en que los ingenieros civiles conozcan mejor el Código de Ética del colegio y otros instrumentos que se puedan desarrollar, estarán mejor preparados para manejar los dilemas éticos que se les presenten, ejercerán mejor la profesión y contribuirán más a su prestigio y a extender sus beneficios para todos los mexicanos

El autor agradece los comentarios y sugerencias de los miembros del Consejo de Ética del CICM.

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