4 octubre, 2024 6:44 am

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Enfrentando la sequía natural y funcional en los organismos operadores

Arturo Jesús Palma Carro Ingeniero civil con maestría en Dirección de Empresas. Tiene más de 27 años de experiencia en el sector hídrico realizando estudios, proyectos, obras, supervisión técnica y administrativa.

La forma en que se enfrenta la sequía depende de cada tipo de uso de agua, pero sin duda el uso público urbano que gestionan los organismos operadores del país enfrenta uno de los mayores retos, debido a que la población a la que brindan los servicios representa el 79% de la población total nacional (población urbana en poblaciones mayores de 2,500 habitantes). El presente artículo dará cuenta de la situación que presentan y la forma en que enfrentan la sequía en un entorno de retos acumulados.

Palabras clave: organismos operadores, sequía, escasez, instituciones, resiliencia, programas públicos, indicadores de gestión.

La sequía en México afecta al 85% de los municipios y al 82% de la superficie total del país (Conagua, 2024). A este fenómeno se le suman otros que afectan la disponibilidad de agua y provocan conflictos sociales cada vez más recurrentes; a ello se suma la necesidad de cumplimiento de los diferentes ordenamientos y acuerdos tanto nacionales como internacionales, lo cual hace que la sequía sea un componente exógeno que cada vez se internaliza más. Las afectaciones no son solo sociales, son también económicas; la baja en la actividad económica tiene impactos en el nivel de precios y en la recaudación de los propios organismos operadores, recursos que sirven a su vez para los subsidios cruzados al sector doméstico y para la implementación de programas de atención a la sequía.

En este entorno de retos, los organismos operadores instrumentan acciones para buscar la resiliencia. Las labores que realizan todos los días, a pesar de las dificultades y limitaciones, han permitido mantener la operación en prácticamente todo el territorio nacional. La mayoría de los operadores realizan acciones en el camino correcto, pero es necesario el apoyo decidido y permanente de todos: los tres órdenes de gobierno y sobre todo de la ciudadanía, ya que las ciudades representan cada vez mayores retos en todos los ámbitos de la vida pública.

Situación de los organismos operadores

Los organismos operadores en México atienden, básicamente, a las poblaciones con más de 2,500 habitantes. Existen aproximadamente 3,500 prestadores de servicios, de los cuales únicamente 672 son considerados formalmente como organismos públicos descentralizados (OPD), es decir, que cuentan con ingresos, patrimonio y figura jurídica propios; 1,500 están centralizados en los ayuntamientos, y más de 1,320 son comités rurales, ejidales, de usos y costumbres, etcétera.

En México, los impactos de la sequía se intensifican debido a décadas de aplicación de un modelo sin duda fallido, que no fortaleció las capacidades de los organismos de agua y, por el contrario, profundizó sus debilidades. Esto se materializa en baja capacidad técnica de los trabajadores; alta rotación de los directores; baja micromedición; falta de planeación a corto, mediano y largo plazo; poca inversión en obras de mantenimiento y rehabilitación, y el todavía menor monto para ampliar coberturas o en obras que prevengan situaciones de sequía y escasez. Las cuotas y tarifas se establecen por razones políticas y no con base en decisiones técnicas ni económicas. En la figura 1 se muestra un comparativo de tarifas domésticas en diferentes ciudades por 15 m3 mensuales; hay una diferencia muy marcada entre tarifas, en tanto que los costos de prestar los servicios son casi los mismos.

Los datos oficiales publicados por el Instituto Mexicano de Tecnología de Agua (IMTA), consultados para 2022 a través de su sistema de indicadores, señala que la micromedición se encuentra en 51% del total de tomas del país; la eficiencia física en 66%; la eficiencia comercial 74%; y se tiene una eficiencia global de 45%, indicadores muy por debajo de lo requerido para una gestión adecuada del agua.

Otro dato que demuestra la crisis económica que atraviesan los organismos operadores es su bajo nivel de recaudación; la diferencia entre costo, tarifa autorizada y cobro efectivo promedio en escala nacional se refleja en la figura 2, donde se observa cómo la recaudación autorizada efectiva es de apenas el 33.7% del costo por metro cúbico.

También recordemos que se han visto incrementados costos importantes como la energía eléctrica, a la par de la desaparición de algunos programas federales que eran de gran ayuda, como el que brindaba incentivos a los organismos que cumplieran con el tratamiento de las aguas residuales según la normativa vigente, o la disminución de presupuestos importantes como el Promagua (antes APAZU). A esto se sumó la pandemia de Covid, que redujo la recaudación, aumentó la cartera vencida y los adeudos con la CFE, entre otras afectaciones. Es en este entorno en el que los organismos operadores enfrentan la sequía que estamos viviendo.

Sequía y escasez

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, la sequía se define como una característica climática natural de baja precipitación promedio histórico (IDMP, 2022) en un tiempo y espacio geográfico determinados. El cambio climático ha profundizado este fenómeno en prácticamente todo el planeta; en México se evidencia con más de tres cuartas partes del territorio en esta situación. En algunas ocasiones se manifiesta como un periodo de lluvias muy intenso en un corto periodo, lo que no permite la recarga de acuíferos y la escorrentía que reabastece las presas, importantes para almacenar y distribuir el agua en tiempos de estiaje. En un año por encima del promedio se pueden recargar las presas, pero no será suficiente para recuperar el vital líquido de nuestros acuíferos, que están sobreexplotados. Un reflejo de esto es el volumen en que ha disminuido la disponibilidad por habitante al año, que pasó de 17,741 m3 en 1959 a 3,663 m3 en 2020. En 2025 se esperan 3,482, y para 2030 la proyección es de 3,358 m3 (Conagua, 2021). Para el caso de la Zona Metropolitana del Valle de México, la disponibilidad es menor a 180 m3 por habitante por año.

Por su parte, la escasez tiene que ver con un concepto social que significa que la cantidad de agua necesaria es mayor a la cantidad de agua disponible; por tanto, está relacionada con las características demográficas, en especial las actividades humanas. A partir de estas definiciones, una zona del país puede presentar sequía y no escasez, de la misma forma en que otra puede presentar escasez sin el fenómeno de la sequía, mientras que otras presentan ambas.

Acciones para enfrentar la sequía

En escala nacional existe desde el año 2012 el Programa Nacional contra la Sequía (Pronacose, 2022), cuyo objetivo es atender de manera integral el fenómeno de la sequía; con este esfuerzo se espera la participación de las autoridades locales, y entre sus líneas de acción están la prevención, estudios de vulnerabilidad y evaluación de impactos, además de acciones de mitigación, preparación y respuesta.

Específicamente como parte de sus facultades, los organismos operadores pueden realizar las siguientes acciones para enfrentar la sequía:

  • Campañas de concienciación ciudadana.
  • Mantenimiento y rehabilitación de fuentes de captación y redes de distribución para disminuir pérdidas físicas.
  • Control de intrusión salina en zonas costeras.
  • Micro y macromedición.
  • Control de presiones.
  • Sectorización.
  • Separación de drenajes pluviales respecto de los sanitarios.
  • Reúso de aguas residuales.
  • Estructuras tarifarias que promuevan el uso racional.
  • Desalación.
  • Sistemas de captación de lluvia.
  • Acciones emergentes:
  • Distribución por medio de pipas.
  • Cesión temporal de derechos de agua por otros usos.

Mención aparte merece la concienciación de la población; su crecimiento en las ciudades se cuadruplicó, y pasó de ser mayoritariamente rural a predominantemente urbana; sin embargo, ha habido una gran deforestación en el país. En las zonas urbanas es necesario conocer el ciclo urbano del agua y concientizarse de que el agua es un bien finito y vulnerable, que nuestras costumbres de consumo afectan la disponibilidad –y por tanto la sustentabilidad del planeta–. Implica también que seamos parte de una distribución justa y equitativa, acorde a la cantidad disponible, y que paguemos en la medida de las posibilidades económicas de las familias el costo de provisión de los servicios; entender que las tarifas que se pagan están por debajo de los costos de producción y que no es necesario tener subsidios generalizados.

De acuerdo a la Conagua (2023), en 2022 se realizaron 284 acciones contra la sequía (tabla 1), específicamente para mejorar y rehabilitar infraestructura de agua potable y el alcantarillado, mejorar la eficiencia en agua potable y en saneamiento. En cuanto a la inversión de estas acciones, se ejemplifican en la figura 3 con el monto de inversión en mejoramiento de eficiencias desde 1999 hasta 2022.

Hay cuatro acciones que se están llevando a cabo en escala nacional: desalación, reúso, cesión de volúmenes de agua de la industria y distribución por pipas.

Desalación

Existen 25 plantas desaladoras instaladas en México, las cuales en total cuentan con una capacidad de 584.7 l/s: dos se encuentran en Baja California, 21 en Baja California Sur (plantas que abastecen pequeñas comunidades y una en Sonora. Sin embargo, el costo de operación es más alto que las otras fuentes de abastecimiento (Conagua, 2023).

Reúso

En 2022 México tenía un total de caudal tratado de 143.8 m3/s, de los cuales 52.3 tenían reúso directo, 83.5 reúso indirecto e intercambio de agua por agua de primer uso en 1.6 m3/s, es decir, se estima que el 95.55% del agua total tratada se reusó. El mayor porcentaje se utiliza para uso agrícola y riego de áreas verdes, y poco para el uso industrial, sin que ello signifique un aumento del agua disponible en las ciudades. El potencial es importante, sobre todo si se toma en cuenta que el total de agua producida en el mismo año fue de 353,334 l/s, es decir, se trata únicamente el 40.7%. Actualmente, varias ciudades de la República están en condiciones de iniciar un programa de reúso directo o indirecto (agua regenerada), y lo harían de forma responsable, cumpliendo con la normativa vigente que lo permita e invirtiendo en las líneas para su distribución, conocidas como líneas moradas (Conagua, 2023).

Cesión de volúmenes de agua de la industria

La Ciudad de México ha realizado grandes esfuerzos para dotar de agua a la ciudadanía, a pesar de la severa crisis que se atraviesa; por ejemplo, implementó un programa en 2024 mediante el cual empresas e instituciones cedieron en los meses de enero a marzo un volumen de 1.5 millones de metros cúbicos de un total convenido de 3.2 millones de metros cúbicos, con el único objetivo de atender la sequía y escasez.

Monterrey también se sumó a estas acciones desde 2022; participaron 62 empresas privadas, en 2023 lo hicieron 36 y en 2024 participan 10. En total, el volumen aportado en 2022 fue de 14.2 millones de metros cúbicos, en 2023 11.0 millones de metros cúbicos y en 2024, hasta el momento, han aportado 6.4 millones. Adicionalmente, los agricultores aportaron 850 l/s/año en promedio (26.8 millones de metros cúbicos) .

Distribución por pipas

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en 2022 se beneficiaron 366,341 viviendas que manifestaron ser afectadas por variaciones estacionales en la disponibilidad de agua, concentradas en 339 organismos municipales. Cabe señalar que es una acción emergente con el objetivo de cubrir temporalmente la distribución puntual de agua, y en ningún momento se puede pensar como una solución permanente ni deseable.

Ejemplos de acciones en entidades federativas ante la sequía

Chihuahua tiene el primer lugar en cobertura de agua potable; ha implementado programas de distribución por pipas, entrega de tinacos y filtros; instalado sistemas de cosecha de lluvia y sistemas colectivos; ha determinado puntos de perforación y extracción cercanos a comunidades de difícil acceso, además de haber brindado apoyo al sector agrícola mediante limpieza de canales y encementado de acequias, entre otros.

En el municipio de Huixquilucan, Estado de México, ha habido acciones como la mejora de las plantas de tratamiento y un decidido programa de reúso de estas.

En la ciudad de León, Guanajuato, se trabaja en el reúso de sus aguas tratadas, así como en un programa de concienciación ciudadana. En Irapuato se realizan grandes inversiones con excelentes resultados en sectorización, así como en un programa ambicioso de tratamiento de aguas residuales e intercambio de agua con los distritos de riego.

En Nuevo León ha habido rehabilitación, incorporación y perforación de pozos, reparación de fugas que recuperan 1 m3/s, bombas flotantes en la presa Cerro Prieto, declaratoria de emergencia por sequía, atención con pipas, nuevos equipos de bombeo, tarifa para incentivar el ahorro y valor del agua, instalación de reductores y modulación de presiones, desazolve y limpieza de presas, bombardeo de nubes con yoduro de plata, inversión en infraestructura de presas y acueductos, recuperación de caudales agrícolas, medición y una campaña de concienciación.

En Aguas de Puebla se está trabajando e invirtiendo recursos en un adecuado programa para tratar y reutilizar sus aguas negras, y ha habido también fuertes inversiones en sectorización; es una de las ciudades con mayor eficiencia física en el país.

En la Zona Metropolitana del Valle de México se han desplegado acciones de rehabilitación, macromedición, reposición e incorporación de pozos, sectorización, sustitución de tuberías, reparación de fugas y rehabilitación de plantas de bombeo; también se han instaurado programas de distribución por pipas, sistemas de captación de lluvia, control de presiones y mejora de la eficiencia energética. Se dan otros esfuerzos en Xico, la presa Madín y próximamente en Zumpango para reutilizar el agua.

Conclusiones

Ante eventos de sequía cada vez más recurrentes, es necesario fortalecer las capacidades institucionales, económicas y de capital humano de los organismos de agua y saneamiento. Requieren plantear más acciones junto con otras dependencias en el sentido de reducir la demanda e incidir de forma decidida en la planeación urbana y los asentamientos humanos; no se puede ser solo reactivo; habrá que terminar con el rezago en inversión de la infraestructura existente para estar en posibilidades de invertir en infraestructura de resiliencia. No es sostenible que solo unos cuantos organismos tengan la capacidad de emprender acciones en ese sentido: deberían tenerlo todos. Los desafíos son y serán cada vez mayores. Mientras más tiempo tardemos en encaminarnos a ello, los costos se incrementarán. El gran reto es contar con organismos autosustentables para dar un buen servicio a la ciudadanía y poder brindar un buen servicio y enfrentar de mejor manera las sequías

Referencias

Comisión Nacional del Agua, Conagua (2021). Estadísticas del Agua en México.

Conagua (2023). Situación del subsector agua potable, drenaje y saneamiento.

Conagua (2024) Monitor de sequía. Disponible en: smn.conagua.gob.mx/es/climatologia/monitor-de-sequia/monitor-de-sequia-en-mexico

World Meteorological Organization, WMO (2022). Drought and water scarcity. Integrated Drought Management Programme 1284. Génova.

Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Inegi (2022). Censo Nacional de Gobiernos Municipales y Demarcaciones Territoriales de la Ciudad de México. Programa Nacional Contra la Sequía, Pronacose (2022). Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y Conagua.

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