19 febrero, 2025 4:17 pm

Luis Francisco Robledo Cabello Vicepresidente Técnico y de Planeación. Colegio de Ingenieros Civiles de México, A. C.

México tiene el grave problema de una creciente demanda de agua potable, aunada a una insuficiente disponibilidad de agua superficial y subterránea para satisfacer dichos requerimientos. En un futuro, la mayor parte de la nueva población estará en las grandes zonas metropolitanas, por lo que es indispensable estudiar el crecimiento anual de las demandas de agua potable entre 2024 y 2050 y para ello será necesario determinar el probable crecimiento anual y la distribución regional de los nuevos habitantes.

La situación actual de los servicios de agua potable en los medios urbano y rural de México se sintetiza en las siguientes necesidades que es deseable atender entre los años 2024 y 2050 (CICM, 2022), necesidades que involucran a 60 millones de mexicanos:

En las ciudades, 3.9 millones de habitantes carecen de redes de agua potable.

En el medio rural, 6 millones de habitantes ubicados en pequeñas localidades también carecen de redes de agua potable, por lo que se ven obligados a acarrearla de sitios lejanos.

Cerca de 40 millones de mexicanos en los medios urbano y rural reciben el servicio en forma intermitente (tandeos) y con baja presión para introducirlo a las viviendas, lo que indica una importante insuficiencia de fuentes de abastecimiento.

En 2050 habrá en México aproximadamente 150 millones de habitantes, es decir 22 millones de nuevos habitantes, adicionales a los 128 millones actuales, el 80% de los cuales (17.6 millones) vivirán en las ciudades, y el 20% (4.4 millones) en localidades rurales. Dotar a esos 22 millones de mexicanos de servicio de agua potable será un reto técnico, social y económico muy importante, ya que se tendrán más de 800,000 nuevos habitantes cada año durante los siguientes 26 años.

Nuestro país tiene el grave problema de una creciente demanda de agua potable, aunada a una insuficiente disponibilidad de agua superficial y subterránea para satisfacer dichos requerimientos.

En un futuro, la mayor parte de la nueva población estará en las grandes zonas metropolitanas como las del Valle de México, Monterrey y Guadalajara, las cuales seguirán experimentando un gran crecimiento; otras ciudades como Tijuana, Hermosillo, Ciudad Juárez, Saltillo, San Luis Potosí, Tampico-Altamira, León, Querétaro, Celaya, Toluca, Puebla, Mérida, Coatzacoalcos, Cancún y la Riviera Maya, entre muchas otras, también crecerán en forma acelerada; el menor crecimiento poblacional será en las localidades rurales, que casi siempre son las que reciben menor atención.

Muy pocas poblaciones se ubican en las planicies costeras y en el sureste del país, donde existe disponibilidad de agua. La población se sigue ubicando en el norte y en el altiplano, donde se da una intensa sobreexplotación de los acuíferos y nula disponibilidad de agua superficial. Por ejemplo, Querétaro presenta tasas de crecimiento de la población superiores al 4% anual; Pachuca, Saltillo y Monterrey, mayores al 2%. Esas tres ciudades están ubicadas en zonas con nula disponibilidad de aguas subterráneas y superficiales (Conapo, Inegi y Sedatu, 2023).

En el norte de los litorales mexicanos, como es el caso de la península de Baja California, Sonora y Tamaulipas, existen ciudades que no cuentan con fuentes de abastecimiento con aguas superficiales o subterráneas, por lo que podrían llegar a requerir la desalación de agua salobre o de mar, la cual tiene el inconveniente de que necesita altos niveles de inversión, operación y mantenimiento, además del impacto ambiental provocado por la disposición final de las salmueras.

Demanda de agua potable entre 2024 y 2050

Por lo anterior, es indispensable estudiar el crecimiento anual de las demandas de agua potable entre 2024 y 2050; para ello será necesario determinar el probable crecimiento anual y la distribución regional de los 22 millones de nuevos habitantes.

De conformidad con la normativa de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), se puede establecer una dotación promedio para cada localidad. A partir de la población anual futura y con la dotación correspondiente para cada localidad, se puede calcular el gasto o el volumen promedio que requerirá cada población para cada uno de los años de ese periodo.

La Conagua define como dotación la cantidad de agua asignada a cada habitante en un día medio anual; la dotación se obtiene como la suma de los consumos de toda la población y las pérdidas físicas totales en el sistema en dicho día, dividida entre el número de habitantes; sus unidades están dadas en litros diarios por habitante (l/hab/día).

En la tabla 1 se presenta el consumo promedio recomendable en México en función del clima predominante. Para obtener la dotación, a dicho consumo se le debe aumentar la cantidad de agua correspondiente a las pérdidas físicas en las redes de distribución. Las pérdidas físicas se obtienen como la diferencia entre el volumen producido en las fuentes de abastecimiento y el volumen total entregado a nivel domiciliario.

Debido a que las pérdidas físicas varían entre las diversas ciudades del país, para obtener la dotación a los consumos señalados en la tabla anterior se les deberán sumar las pérdidas físicas correspondientes.

Sin embargo, en la mayoría de las ciudades del país no se mide el agua que se extrae de las fuentes de abastecimiento y tampoco se miden en forma suficiente los consumos domiciliarios; lo que se hace es “estimar” las pérdidas físicas con una tendencia promedio del orden del 40%, no debidamente fundamentada. Con base en esta estimación y en los consumos de la tabla 1, se pueden obtener las dotaciones y los resultados se utilizarían en la determinación de las necesidades de la población futura, clasificando todas las regiones del país en subregiones correspondientes a cada uno de los cuatro tipos de clima.

Para satisfacer las necesidades nacionales de agua potable, a la de los futuros 22 millones de nuevos mexicanos se le deben sumar 3.9 millones que no tienen el servicio en el medio urbano y 6 millones en el medio rural, lo que conduce a casi 32 millones de habitantes por servir en los siguientes 27 años, a los cuales se les pueden asignar dotaciones según su ubicación climatológica y determinar en esa forma el volumen demandado.

Adicionalmente, debe considerarse el abastecimiento insuficiente a 40 millones de mexicanos, debido a la falta de capacidad de las fuentes de abastecimiento.

El volumen aproximado de agua de nuevas fuentes para atender la insuficiencia se puede estimar de la siguiente manera:

Estudiar la distribución de esos 40 millones de habitantes en las diversas regiones climatológicas en las que se puede dividir el país, con base en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH) del Inegi; una vez determinado el número de habitantes en cada región, establecer el volumen demandado multiplicando el número de habitantes por la dotación que normativamente tiene establecida la Conagua en función del clima de cada región.

Determinar los volúmenes de agua realmente proporcionados a cada localidad dentro de cada región mediante el sistema de tandeos, a partir de la información disponible en los organismos operadores de los sistemas.

La diferencia entre los volúmenes demandados (inciso a) y los volúmenes proporcionados (inciso b), es un indicador de la magnitud de la insuficiencia de agua en cada región.

Responsables del servicio de agua potable

El artículo 115, inciso III, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que “los municipios tendrán a su cargo las funciones y servicios públicos siguientes: a) agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de sus aguas residuales […]”.

El artículo 4, párrafo sexto, establece: “Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible”.

De acuerdo con estos principios, la responsabilidad primaria de la prestación de los servicios de agua potable es de los municipios. Sin embargo, el derecho humano, aunque no está establecido en lo que se refiere a la cantidad de agua a entregar a los usuarios, obliga al Estado a definir las bases, apoyos y modalidades y la participación de la federación, las entidades federativas y los municipios, así como de la ciudadanía, por lo que existe un cierto nivel de corresponsabilidad entre los tres niveles de gobierno y los ciudadanos.

Planeación de los servicios de agua potable

El propósito de un sistema de planeación en materia de agua potable es asegurar que los mexicanos tengan acceso a ella en la cantidad necesaria y con un servicio de calidad (continuidad, presión y calidad para beber).

Una vez determinada la magnitud de las demandas futuras de agua potable tanto en el medio urbano como en el rural, los procesos de planeación de la infraestructura recomiendan establecer objetivos a alcanzar en el corto, mediano y largo plazos.

De acuerdo con los criterios establecidos en el apartado anterior, y con base en el crecimiento poblacional anual previsto para el año 2050, se puede calcular el número de tomas domiciliarias que se requerirán anualmente para proporcionar el servicio a los nuevos habitantes y a los que actualmente carecen de él. De igual forma, y de acuerdo con el número de habitantes por toma que tienen servicio insuficiente, se puede determinar el número de tomas que sería necesario atender, y establecer un programa para su atención anual. Se podrían formular como ejemplo los siguientes objetivos para el año 2050:

  • Que al menos el 98% de la población urbana cuente con toma domiciliaria.
  • Que la totalidad de ese 98% reciba el agua con servicio continuo y con una presión de al menos 1 kg/cm2.
  • Que el agua cumpla con la norma de calidad del agua potable.
  • Que entre 2024 y 2050 se preste el servicio con un crecimiento lineal a los habitantes, a partir de la situación actual, hasta alcanzar los porcentajes objetivo.
  • Por las importantes inversiones que se requerirían, sería indispensable adoptar políticas de incremento gradual y anual de los pagos por el servicio, hasta alcanzar la autosuficiencia financiera en un plazo, por ejemplo, de 15 años.

Las estrategias para desarrollar esas políticas podrían consistir en hacer partícipe a la ciudadanía de la situación financiera del presente dándole a conocer los costos reales y alcanzar la aceptación social de la evolución gradual tarifaria, cubriendo la inflación anual más un porcentaje de recuperación hasta eliminar el rezago histórico acumulado.

Disponibilidad de agua

A partir de la determinación de las necesidades futuras de agua potable, es indispensable establecer la disponibilidad regional de agua superficial y subterránea para un futuro de largo plazo, con objeto de definir si es factible atender dichas demandas con fuentes de abastecimiento sustentables o si es necesario adoptar otras medidas, por ejemplo, el cambio de usos del agua dándole prioridad al agua para consumo humano.

Muy pocas ciudades del país han desarrollado planes en materia de agua potable a corto, mediano y largo plazo, por lo que no existe en México un sistema que permita integrar todos esos planes que son responsabilidad primaria de los municipios.

Para contar con un sistema de planeación orientado a una gestión eficiente del agua, es indispensable contar con información suficiente y confiable de la disponibilidad actual y futura en sus dos formas fundamentales: a) la disponibilidad de aguas superficiales y b) la disponibilidad de aguas subterráneas.

Es indispensable el conocimiento de la disponibilidad, actual y futura, para cada región del país y para todos los usos, para llevar a cabo una planeación del agua en México. En caso contrario se incrementarían las posibilidades de escasez del recurso y de conflictos sociales entre los distintos usos.

Es necesario destinar recursos presupuestales, humanos y tecnológicos para hacer una cuantificación para todos los usos y regiones, considerando las variaciones periódicas (abundancia, inundaciones y sequías) derivadas de fenómenos hidrometeorológicos extremos. La información del cambio climático permite asegurar que nuestro país sufrirá en el futuro sequías extremas y grandes inundaciones.

Es necesario y urgente fortalecer institucionalmente la gestión del agua creando una Secretaría del Agua con una orientación predominantemente técnica, sin descuidar los aspectos administrativos y jurídicos relacionados con dicha gestión.

Balances hídricos actuales y futuros

A partir de la cuantificación de la disponibilidad y de la demanda actual para todos los usos y para todas las regiones del país de aguas superficiales y subterráneas, se debe elaborar un balance hídrico de la situación actual para cada una de las regiones, con el fin de plantear diversos escenarios de disponibilidad y de demandas futuras, lo cual permitiría llevar a cabo, con el debido fundamento técnico, la gestión actual y futura de las aguas nacionales para todos los usos y todas las regiones.

La cuantificación de la disponibilidad debe considerar diversos escenarios de carácter climatológico para cada una de las regiones del país, en función de las perspectivas del cambio climático. La disponibilidad de aguas superficiales y subterráneas obedece al comportamiento del ciclo hidrológico, es decir que la disponibilidad no es estática, sino que cambia en función de esas variables. Las variaciones climatológicas pueden llegar a ser muy importantes entre periodos de sequía y de lluvia.

Será necesario analizar escenarios diversos para cada región, con el fin de contar con información que permita gestionar el agua tanto desde el punto de vista técnico en función de su disponibilidad, como desde el punto de vista administrativo y jurídico.

Variaciones en la disponibilidad

Por otra parte, la disponibilidad no solo depende de las condiciones climatológicas, sino del ser humano. En un río sin presas de almacenamiento será variable en función del estiaje y de la temporada de lluvias, debido a que el agua fluye libremente hacia el mar, por lo cual se pierde una parte importante de su volumen para satisfacer las demandas. Si se construyen presas de almacenamiento, el agua es retenida y se incrementa la disponibilidad para cubrir las demandas.

La disponibilidad de las aguas subterráneas también puede variar en función de sequías, de lluvias y de la creciente sobreexplotación a la que están sujetos la mayor parte de nuestros acuíferos, en muchos de los cuales la disponibilidad ha variado hasta convertirse no solo en nula sino en negativa.

El gobierno federal y los gobiernos de los estados pueden apoyar a los municipios en función de la capacidad económica de estos para cubrir los costos de inversión en agua potable con base en estudios de la capacidad de pago de la población y de sus características sociales. Actualmente no se conoce la magnitud del problema de abastecimiento de agua potable en escala nacional, y lo que no se conoce es difícil atenderlo.

El agua para la agricultura

La disponibilidad y la gestión del agua para la producción agrícola es un asunto de vital importancia para la seguridad nacional.

Históricamente, el gobierno federal, reconociendo la importancia que tiene para la seguridad nacional el contar con una producción suficiente de alimentos básicos para cubrir las necesidades de la población y para no depender de las importaciones de otros países, construyó numerosas presas de almacenamiento y pozos profundos destinados a la irrigación para la producción agrícola. Muchas de esas presas tienen propósitos y beneficios múltiples adicionales, como el control de avenidas y la generación hidroeléctrica.

Con la construcción de presas se incrementó la disponibilidad de agua para el uso agrícola y durante muchos años se logró la autosuficiencia alimentaria, lo que propició la exportación de productos agrícolas con impactos favorables en la balanza comercial nacional.

Eficiencias físicas del agua en la agricultura

En las obras de irrigación, al igual que en las del agua potable, México se enfrenta a un problema de bajas eficiencias físicas y de dificultades para alcanzar la autosuficiencia financiera.

Las pérdidas físicas se deben a que muchos de los canales no fueron revestidos cuando se construyeron las obras de infraestructura. Los altos consumos en escala parcelaria se deben a que el riego es por anegamiento y a que no se entrega el agua medida.

Para incrementar la disponibilidad de agua potable es urgente que se destinen importantes recursos económicos del gobierno federal y de los usuarios de las zonas de riego, para reducir las pérdidas físicas en los canales y aplicar en las parcelas el riego por aspersión o por goteo, con la recomendación de desarrollar de inmediato un programa acelerado de atención para evitar conflictos entre los diversos usuarios del agua.

Conclusiones

Es conveniente tener presente que todos los usos del agua son importantes para el desarrollo sustentable de nuestro país, pero que el agua para consumo humano tiene prioridad sobre cualquier otro uso.

Los objetivos para todos y cada uno de los usos del agua deben formar parte de un nuevo sistema de planeación hídrica con visión de largo plazo.

Los programas derivados del Plan Nacional Hídrico –particularmente el del agua potable– no son la excepción; no deberán ser estáticos, porque dependerán de los diferentes escenarios futuros que se establezcan, los cuales por su propia naturaleza deberán analizarse y ajustarse periódicamente en función de las tendencias observadas en la disponibilidad y en las demandas de agua para todos los usos y para cada una de las regiones.

Los escenarios serán forzosamente dinámicos en función de las variaciones naturales o inducidas de la disponibilidad, mediante obras de infraestructura para modificarla, así como de las variaciones de la demanda, que dependerán de la evolución económica y social de México y de las eficiencias físicas en cada región del país, cuya responsabilidad recaerá en las organizaciones encargadas de la prestación de los servicios en usos para el consumo humano y el riego

Referencias

Colegio de Ingenieros Civiles de México, A.C., CICM (2022). Una contribución a la seguridad hídrica en México. Comité del Agua.

Consejo Nacional de Población, Conapo, Instituto Nacional de Estadística, Geografía, Inegi, y Secretaría de Desarrollo Urbano, Agrario y Territorial, Sedatu (2023). Delimitación de las zonas metropolitanas y conurbadas de México.

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