Debido al alto costo que tendría y al largo tiempo que tomaría la implantación de otras alternativas, se prevé que el abastecimiento de agua de la Ciudad de México y la Zona Metropolitana continúe por muchos años dependiendo de forma sustancial de los recursos subterráneos. Un aspecto ligado a la administración del recurso subterráneo en la Zona Metropolitana del Valle de México es el hundimiento del terreno, asociado a la explotación de agua subterránea y a la alta compresividad de la arcilla.
A la sobreexplotación deben agregarse los procesos geoquímicos que tienen lugar en la cuenca subterránea: por una parte, los de causas naturales, entre los que destacan los originados por la composición química de las arcillas, y por otra los antropogénicos, provocados por la actividad industrial y las descargas domésticas.
La vida de la población y la economía de la región dependen básicamente del acuífero, por lo que la mayor preocupación es su futuro, concretamente su vida útil y la mejor forma de conservarlo y manejarlo.
Aproximadamente 75% de los casi 20 millones de habitantes de la ZMVM dependen del agua subterránea, y dentro del valle unos 11 m3/s de esa agua se emplean en la agricultura, en especial para el cultivo de alfalfa y maíz forrajero.
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