Revista Ingeniería Civil 622 agosto 2021
Sergio Aceves Borbolla Ingeniero civil. Su carrera comenzó en 1982 en la empresa Ingenieros Civiles Asociados. En 2001 ingresó a Pemex y hasta 2012 ocupó diversos cargos, el último subdirector de Servicios a Proyectos en Pemex Exploración y Producción. Director general de Diavaz.
La única forma de sacar petróleo más rápido (oportunamente) hoy es invitando a inversionistas. La capacidad de Pemex es en general limitada, no por falta de recursos profesionales sino por falta de la necesaria cantidad de recursos económicos y desarrollo de tecnología y equipos.
IC: ¿Cuál es su evaluación de la efectividad de las rondas realizadas con base en la reforma energética del periodo 2012-2018?
Sergio Aceves Borbolla (SAB): Es un pregunta muy interesante. Primero debe definirse qué es efectividad, en este caso. Me remonto al proceso de licitación: si lo comparamos con otros países del mundo, que han pasado por etapas o procesos similares, el proceso para implementar la reforma y los cambios en la Comisión Nacional de Hidrocarburos para darle una misión distinta y permitirle conducir las licitaciones se llevó a cabo en un tiempo récord. Fue un proceso que se distinguió por ser transparente: sesiones públicas, datos públicos, todo con transmisión en tiempo real… Lo considero un proceso ejemplar, bastante bien conceptualizado y realizado.
IC: Usted era entonces subdirector de Proyectos de Pemex Exploración y Producción. ¿Qué opinión tiene de la decisión del Estado para la asignación de la ronda cero?
SAB: Éste es un tema que también genera mucha polémica. Es difícil decir si esa decisión fue la más adecuada, porque Pemex quedó con el 83% de las reservas para que sea el Estado el que siga desarrollando, pero siempre con la problemática de un presupuesto escaso.
Mientras Pemex siga dependiendo de un proceso de autorización de presupuesto, como históricamente ha sido, seguirá sin flexibilidad para tomar decisiones; por tanto, el asignarle esa cantidad de reservas y no darle las herramientas para poder manejar un presupuesto adecuado a esa responsabilidad puede no ser la mejor solución.
IC: En cuanto a las expectativas que había sobre el accionar de las empresas particulares, del sector empresarial, ¿cuál es su opinión?
SAB: Lo que salió a licitación con privados se hizo en varias etapas; las rondas 1 y 2 fueron para empresas muy consolidadas, con operaciones en muchas partes del mundo, y considero que este proceso fue muy exitoso. Hoy vemos que Hokchi está produciendo, hubo recientemente anuncios de descubrimientos de ENI y Petrobal, y Fieldwood están por iniciar producción; les correspondieron en esas rondas yacimientos que tienen un periodo de maduración mucho mayor, hay que verlos con la expectativa del tiempo de ejecución asociada a tipos de yacimientos. En tierra fueron definiendo campos más pequeños. Esto fue diseñado y pensado para desarrollar la industria petrolera nacional, entraron empresas mexicanas; en muchos casos eran campos de Pemex que ya estaban produciendo, y el tiempo de maduración es diferente. Son problemáticas distintas. Creo que lo que se licitó en aguas profundas y en aguas someras ha sido exitoso, pues ya hay producción.
En tierra no ha sido igual de exitoso porque la problemática es totalmente distinta; ahí se debe interactuar con las comunidades y existen restricciones de los medios para el transporte de la producción. Las empresas tienen que subir a la red de ductos de Pemex, y los yacimientos de los campos no dan rendimiento económico para hacer infraestructura de transporte propia, se tiene que contratar a Pemex para hacer el transporte por sus ductos. La producción tiene una complejidad mayor, y desafortunadamente esto se juntó con el tema de la crisis económica por las políticas adoptadas para enfrentar la COVID-19, los precios del petróleo, etc. Si quisiéramos verlo exclusivamente en barriles, para definir el éxito, probablemente la ronda 3 no ha tenido los resultados que se esperaban, pero se debe poner en contexto para sacar conclusiones efectivas.
IC: Mencionó los descubrimientos de nuevos yacimientos por parte de las empresas ganadoras de las licitaciones. Hay un debate respecto de que no pocos de dichos descubrimientos en realidad ya habían sido confirmados por Pemex. ¿Qué hay de cierto en eso?
SAB: El desarrollo o los descubrimientos provienen de distintas fuentes. Se inicia con hacer una prospección para determinar las reservas probadas y no probadas (probables y posibles); entonces, el que hoy se encuentre un campo en un área que se había determinado como reserva probable o posible y se clasifique como probada implica que se han realizado, después de la licitación, nuevos estudios, y con la información disponible se logra confirmar, o no, como reserva probada. Confirmar la existencia de hidrocarburos cuya producción sea económicamente rentable sucede después de varios procesos, desde estudios y correlaciones, sísmica y análisis de la información adquirida, hasta la inversión en perforación, que da como resultado el llamado “pozo descubridor”. Definir quién o cómo se descubre no es efecto del azar, es producto de una serie de procesos e inversiones, así que el proceso que va desde la información que se proporcionó en el cuarto de datos para licitación hasta el reproceso de la información, la adquisición de información adicional y la confirmación mediante un pozo da como resultado la confirmación del éxito en un descubrimiento.
IC: ¿Qué opinión tiene de que ya no se realicen rondas en materia petrolera, y sobre la participación o no de empresas extranjeras, tanto en aguas profundas como someras y en tierra?
SAB: Mi opinión está en función de cuál va a ser la vida útil del petróleo en los términos en que lo conocemos hoy. Seguirá siendo el petróleo para petroquímicos y demás, pero como combustible yo creo que la vida económica y competitiva es limitada.
IC: ¿Cuántos años de vida útil estima usted: 20, 30, 40, 50…?
SAB: No puedo dar una cifra precisa. Esta semana anunciaba el presidente de Estados Unidos que para 2030 el 50% de los vehículos que se produzcan serán eléctricos. Entonces, la industria va a reducir significativamente la producción de vehículos a combustión, lo que implica mayor inversión en energías renovables.
Expertos estiman que el pico de la demanda de crudo está cercano a producirse en los próximos 10 años, y que dentro de 50 años la demanda dejará de ser un factor relevante en la economía de los países.
¿De qué nos va a servir el petróleo dentro de 80 años? Es un tema de oportunidad. Si fuera correcta la hipótesis sobre esto, la única forma de sacar petróleo más rápido (oportunamente) hoy es invitando a inversionistas. La capacidad de Pemex es en general limitada, no por falta de recursos profesionales sino por falta de la necesaria cantidad de recursos económicos y desarrollo de tecnología y equipos. Mi conclusión –si es que todas estas hipótesis son correctas– es que debemos desarrollarnos bajo la premisa de que, con la imprescindible rectoría del Estado, hoy en México resulta necesaria la participación pública y empresarial.
IC: Los recursos prospectivos de las aguas profundas en México son altos; entiendo que andan en los 40 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente. ¿Qué recomienda, cuando sea necesario recurrir a aguas profundas, para extraer petróleo? ¿Cómo habría que preparase desde ahora? ¿O ya estamos preparados?
SAB: Se han hecho muchos esfuerzos para estar preparados. El Instituto Mexicano del Petróleo creó un equipo de estudio de aguas profundas y laboratorios en Veracruz. Pemex ha enviado a muchos profesionistas a capacitarse en el extranjero. Se han dado los pasos correctos; lo que falta por hacer demanda inversiones muy grandes, y en general en el mundo estos yacimientos se explotan entre consorcios de diversas empresas para compartir el riesgo. Yo creo que la mesa está puesta.
IC: ¿Pemex cuenta en la actualidad con la capacidad financiera (no los recursos disponibles, pero al menos la previsión) para llevar adelante los trabajos de exploración, explotación y producción en aguas profundas y someras y en tierra?
SAB: Considero que para las metas que se puso el gobierno federal, de un millón 800 mil barriles, sí tiene la capacidad financiera, pero para incrementarla no. Es un tema de política pública: definir y prepararse para explotar qué, dónde, cuándo y cuánto.
IC: Existe, a mi juicio, una falsa disyuntiva entre lo público y lo privado, que debería reemplazarse por la disyuntiva entre qué es conveniente para el país y para la sociedad, y qué no lo es, independientemente de si lo ejecuta el Estado, empresas o una gestión conjunta entre ambos. ¿Cuál su opinión al respecto?
SAB: Coincido con su planteamiento. Las dos posiciones pueden convivir; el recurso que el país posee en el subsuelo es un activo de todos los mexicanos, y su explotación y el beneficio que esto genere debe tener como prioridad el máximo beneficio para todos los mexicanos.
Considero que la discusión debe dejar de ser simplemente binaria –sí o no–; debe haber una más amplia visión, considerarse factores de oportunidad, económicos, de planes de desarrollo, medioambientales, en fin, una consideración integral y con un enfoque claro. Estoy convencido que con esta visión y planeación de mediano y largo plazo sería muy fácil identificar y definir para qué oportunidades la empresa estatal es la más conveniente y para cuáles resulta mejor complementar el esfuerzo con empresas del sector privado.
IC: El actual Ejecutivo federal ha criticado que en gobiernos anteriores se extrajera el máximo posible de petróleo y se exportara como petróleo en lugar de darle valor agregado en México, y ahora se está reduciendo la extracción a lo que se considera necesario. ¿Qué opina de eso?
SAB: Las dos son políticas legítimas y válidas. Creo que el país adolece de falta de planeación de largo plazo. No podemos en cada sexenio cambiar políticas trascendentes y de largo plazo.
Yo no sé si es adecuado para México plantear una política de seguridad energética que considere la autosuficiencia de refinados al 100, 50, 70% de nuestra demanda, pero creo que es un error que cada seis años los gobiernos cambien una política estratégica, porque proyectos de tan largo plazo de maduración y de recuperación requieren consistencia para las decisiones de inversión.
IC: ¿Pemex está capacitado para acceder a las tecnologías existentes en el mundo, y su personal está preparado en caso de que se obtengan o se puedan desarrollar en México para utilizarlas y desarrollarlas?
SAB: En tecnología de exploración y explotación existe una enorme capacidad; en donde no la hay, pero es fácil adquirirla, es en los nuevos desarrollos de explotación, por ejemplo en las aguas profundas. No existe la experiencia porque no nos hemos enfrentado a ello. Pero sí se puede adquirir esa capacidad.
IC: ¿Está de acuerdo en que deban existir las comisiones de hidrocarburos?
SAB: No debe ser ni un “sí” ni un “no” absolutos. Considero correcto que se abra el mercado, que existan las comisiones bajo el esquema de que es un mercado abierto, que haya más de un jugador. Si el único jugador fuera Pemex no tendría sentido, pero si vamos a un mercado abierto, en el que hay más jugadores, sí se requieren algunos órganos reguladores, sin duda. El concepto de la reforma energética del gobierno anterior es correcto; la implementación es compleja y se atraviesan circunstancias económicas que modifican las previsiones, pero conceptualmente creo que es la correcta.
IC: Hay debate sobre la generalización respecto de las virtudes de las energías renovables. Están los que generalizan y los que sostienen que las renovables intermitentes (eólica y solar) son dependientes de condiciones naturales que no se pueden controlar, y eso las vuelve problemáticas y costosas. Desde la CFE se cuestiona que las renovables intermitentes no son tan eficientes como las otras renovables (nuclear e hidráulica, por ejemplo) y que generan costos altos y riesgos para el sistema en la subida. ¿Cuál es su opinión al respecto?
SAB: Existen energías renovables de distinta naturaleza y de distintas capacidades de generación. No creo que se puedan calificar todas por igual; todas caben, todas son buenas. Desde mi punto de vista, el tema pasa por la economía. La definición actual tiene que incorporar todas las consecuencias que impliquen los temas de intermitencia.
IC: ¿Debe atenderse el cuestionamiento de la CFE?
SAB: Exacto. Es un tema económico y de seguridad. Hay que encontrar soluciones que permitan que la intermitencia se pueda manejar, y para ello se necesitan recursos. Esto se va a resolver cuando el almacenaje de la energía tenga precios competitivos, cuando se pueda almacenar energía, cuando ello sea económico y la intermitencia deje de ser un problema.
IC: ¿Qué opina del planteamiento de la CFE sobre el riesgo de cargar y descargar las fuentes renovables intermitentes en el sistema?
SAB: Lo entiendo perfectamente. No tengo el conocimiento y la experiencia para dar una opinión contundente; no tenemos disponible el total de la información sobre cómo está el sistema para ver qué tanto es un tema de diseño o si es un asunto de inversión para gestionar esa intermitencia. Hace falta información para tener una opinión documentada.
IC: El gobierno le da prioridad a la CFE por sobre las empresas privadas, particularmente en la generación y en la carga del sistema. Argumenta un tema de soberanía, tanto política como económica. ¿Qué dice de ello? ¿Debe tener la CFE la prioridad, o debe haber un libre mercado absoluto, donde tengan iguales condiciones las empresas privadas y la CFE?
SAB: Soy partidario del libre mercado. Pero eso no quiere decir que las reglas del libre mercado no deban estar regidas por el Estado. Pienso que la CFE y Pemex están participando del libre mercado con desventaja en cuanto a sus capacidad de respuesta. Se necesita tejer muy fino para poder encontrar el punto de equilibrio y llevar esto a un nivel de madurez en el que la competencia sea realmente equilibrada. El proceso para llegar a eso es complicado, aún estamos lejos de tener un mercado maduro.
IC: El proyecto de infraestructura más ambicioso del gobierno en materia energética es la refinería de Dos Bocas. A su juicio, ¿es un proyecto redituable? ¿Existen otras prioridades?, y en tal caso, ¿cuáles y por qué?
SAB: Es un tema de políticas públicas de seguridad energética. Si hoy la definición del gobierno es ser autosuficientes al 100% en refinados, sin duda habría que tener mayor capacidad de refinación. No sé si la mejor solución es Dos Bocas o era otra; pero si la decisión del gobierno es “seamos autosuficientes”, hacía falta capacidad de refinación.
IC: El 31 Congreso Nacional de Ingeniería Civil sin duda será una oportunidad relevante para generar un debate intenso, a fondo, sobre los temas del sector energético. ¿Se invitará a expertos, tanto del sector empresarial como del sector público, para que ese debate vaya a fondo y sea más enriquecedor?
SAB: Absolutamente. Y le comento que a finales de septiembre tendremos un Foro de Energía en el CICM. Estamos invitando al sector público y al privado. Pretendemos que no haya ruido de tipo político-partidista, sí de política de Estado dando prioridad al enfoque en temas técnicos.
IC: Usted fue durante muchos años funcionario de la empresa ICA, otro largo tiempo subdirector de Proyectos de Pemex Exploración y Producción. Actualmente dirige una empresa privada nacional del sector energético. ¿En qué medida la experiencia en el sector público y empresarial determina su visión del sector energético?
SAB: Cuando ingresé a Pemex, como todo funcionario, llegué con ganas de hacer cosas y de mejorar lo existente. Entonces, implementé estrategias, ideas… Me tocó en esa etapa ir desarrollando proyectos como el de Ku-Maloob-Zaap, que contaba con una importante inversión; había interés en apoyar mucho a las empresas nacionales y logramos echar a andar los 11 patios de construcción de plataformas que había en México. Se dieron condiciones muy favorables de sinergias con el sector empresarial. Desafortunadamente, hoy en día el factor económico ha afectado mucho; la baja en el precio del petróleo le pegó fuertemente a los precios de los insumos para la infraestructura de los barcos, etc., y eso ha hecho que todo el mundo haga esfuerzos para ajustar los precios y se afecte la capacidad de ejecución de las empresas del sector.
IC: Comenta del sector energético. ¿Qué con su visión personal?
SAB: De la situación no me asombra nada en particular. Estoy acostumbrado a participar como servidor público en todo ese proceso, con la experiencia en el sector empresarial que obtuve en ICA y ahora en Diavaz. Con ambas pretendo aportar al desarrollo del sector, sin importar si lo hago desde el ámbito público o privado.