22 septiembre, 2023 3:34 pm

Participación para promover mejores servicios

Mario Buenfil Rodríguez Ingeniero civil con maestría en Ciencias e ingeniería en agua.

Coautores: Roberto Salinas Ramírez, Centro de Investigación Morelos Rinde Cuentas; y Alejandra I. Campos Salgado, OOMSAPAS La Paz.


En este artículo se busca explicar el grave y, en términos reales, poco atendido asunto de los deficientes servicios urbanos de suministro de agua, desalojo y tratamiento de efluentes en la mayoría de las ciudades mexicanas. También se propone demostrar una solución alterna a las típicas que adoptan los gobernantes y que acepta la sociedad cuando le prometen tarifas bajas y “más obras para la creciente demanda”, que realmente nunca son suficientes ni satisfactorias.

Actualmente, más del 80% de la población mexicana habita en centros urbanos; por tanto, los deficientes servicios urbanos de agua y saneamiento amenazan la seguridad nacional, al ser focos de crecientes conflictos y tensiones sociopolíticas y riesgos de salud, contaminación, escasez y constante encarecimiento de esos servicios.

En México diversas instituciones procuran integrar estadísticas del desempeño de los organismos operadores (OO) municipales, por ejemplo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) y algunas comisiones estatales de agua (destaca la de Guanajuato, con 20 años continuos de publicar las estadísticas de todos sus municipios). Muy pocos operadores tienen la estabilidad y disciplina institucional para estar midiendo y reportando datos, y muchos no saben valorar ni aprovechar esa importante información.

En la edición 2018 del Programa de Indicadores de Gestión de Organismos Operadores (PIGOO) del IMTA se tenía el propósito de integrar 29 indicadores para 199 OO participantes (PIGOO 2018), pero muy pocos reportaron tales indicadores, y esa base de datos es muy “porosa”. La porosidad del PIGOO históricamente oscina entre 80 y 70%, es decir, tres cuartas partes de los datos no se anotan, pues no fueron reportados por los operadores participantes (Buenfil y Hansen, 2019).

Esa deficiente integración de datos de los OO municipales mexicanos es resultado de la frecuente discontinuidad de directivos y la falta de fortaleza institucional (Pineda, 2018).

Habría más datos si la ciudadanía se organizara y presionara a su OO para que aporte datos, no sólo los que están obligados a brindar por las leyes de transparencia, sino información actualizada y completa de interés para los usuarios (calidad del agua en su colonia, programas de mantenimiento a redes y cortes del servicio, estadísticas de fallas o de quejas resueltas, compromisos de mejoras de eficiencia, etc.) en su propio portal de internet. Otro camino sería ampliar las obligaciones de transparencia específica en la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información para los OO de agua en todo el país, con la finalidad de que estén obligados a publicar la información que requiere el PIGOO (o cualquier persona). La participación ciudadana podría generarse en la revisión frecuente de la publicación de estos datos, además de la presentación de denuncias –incluso anónimas– contra quienes no publiquen esta información en la Plataforma Nacional de Transparencia.

Entre las muchas deficiencias de los operadores, una muy grave es la baja o nula medición del agua extraída. En la figura 1 se ilustra esa “tragedia nacional”.

Otro serio problema en el que la propia ciudadanía muestra desinterés (exige abasto de agua, pero no apropiado saneamiento) es la descarga de aguas servidas sin tratamiento; en 2017, los municipios reportaron más de 5 mil puntos de descarga de aguas residuales sin tratamiento, 49% en ríos o arroyos.

Una drástica estadística nacional más la constituye la “invisible privatización”, apoyada por la misma ciudadanía. Se gasta mucho más en comprar agua embotellada a empresas privadas que lo que se paga de tarifa al proveedor oficial de los servicios públicos de agua y saneamiento. Ello está directamente relacionado con el “ciclo vicioso del mal servicio” (tarifas bajas, mala operación y mantenimiento, deficiente servicio, baja cobranza) en que se ven inmersos muchos OO.

Es necesario reforzar la capacitación y los programas de cultura del agua, pero con un enfoque muy diferente de los que por décadas han promovido algunas instituciones o los mismos OO, que son excesivamente superficiales e incluso manipuladores, y favorecen medidas fáciles como cerrar el grifo o pagar, sin alentar la participación social para exigir al operador transparencia, análisis crítico de información o competencia y eficiencia a los empleados del OO.

Deficiencias frecuentes y mejoras necesarias

Pocas ciudades mexicanas tienen suministro de agua continuo las 24 horas los 7 días a la semana. Las intermitencias o “tandeos” dañan las tuberías hidráulicas, violan los requisitos del derecho humano al agua (DHA) y propician que la sociedad gaste mucho en agua embotellada o refrescos, y sea manipulada por la engañosa publicidad de las embotelladoras.

Muchos habitantes consideran normal tener malos servicios de agua y asumen que cada casa debe resolver las deficiencias. Entonces compran pipas, instalan tinacos y cisternas, bombean agua o esperan horas en fila para obtenerla, además de soportar malos olores e insalubridad por deficiente alcantarillado y saneamiento.

Esos costos “externos” (dinero, tiempo y malestar) se reducirían si la ciudadanía adoptara otra estrategia y exigiera que el operador fuese estable y profesional, y que aprovechara su ventaja de “monopolio natural” para garantizar economías de escala y beneficios permanentes a toda la comunidad.

A continuación se ofrece un breve resumen de las deficiencias cuya corrección debería exigir la ciudadanía a su respectivo OO.

• Debilidad y rezago en la administración y operación de los OO.

• Gente sin experiencia ni compromiso con el servicio de agua llega a puestos de mando en los OO.

• Inoperatividad de órganos externos de supervisión y apoyo.

• Falta de reglas claras para monitorear el cumplimiento de los derechos humanos al acceso, disposición y saneamiento de agua.

• Poca participación ciudadana en decisiones y planes del operador.

• Representantes ciudadanos con poco conocimiento de la problemática regional y de su OO.

• Frecuente corrupción, poca transparencia y falta de supervisión externa profesional y apropiada.

Participación ciudadana y requisitos para sus representantes y servidores públicos

Por la enorme cantidad de habitantes en una urbe, es imposible que todos se conozcan entre sí. Una confianza preacordada y automantenida debe ser la base para las relaciones “civilizadas” en una ciudad. Igualmente, la relación entre el OO y sus usuarios debe promoverse y reforzarse mediante información y comunicación confiable y un servicio eficaz.

Para ganarse la confianza, el operador debe ser cada vez más competente y aportar mayor y mejor información a sus clientes. Asimismo, la ciudadanía debe exigir que no haya empleados improvisados e inexpertos en puestos clave del OO. Los representantes ciudadanos deben tener características apropiadas, tales como representatividad, actitud, valores éticos, conocimiento, compromiso e independencia.

Además, debe pugnarse por modificar reglamentos internos para establecer mayor representación ciudadana en los órganos de gobierno de cada OO, señalando las características o requisitos indispensables para ellos y adoptando mecanismos de transparencia y participación ciudadana en los procesos de designación.

Además de tener representantes formales en los consejos o juntas de gobierno del OO, la ciudadanía debe integrarse en observatorios ciudadanos que den seguimiento y aporten ideas y críticas al desempeño del prestador municipal de servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento.

Lamentablemente, la ciudadanía se interesa poco por el tema del agua… hasta que le falta el agua. Esa apatía y reacción debe transformarse mediante operadores competentes que aseguren que el agua no faltará. La ciudadanía debe asegurase de que su patrimonio (fuentes de agua, infraestructura hidráulica, acuíferos, ríos) sea administrado por servidores públicos capaces (competentes, bien capacitados y bien intencionados).

Entre algunas de las tareas del observatorio estarían pugnar por apropiadas tarifas de agua y saneamiento que garanticen la autosostenibilidad y mejora continua del operador; confirmar que el agua llega a cada colonia con calidad, continuidad y presión apropiadas; que las tarifas o descuentos aplicados cumplen el criterio de «asequibilidad» del derecho humano al agua y saneamiento; que el OO tenga planes y metas de mejora a mediano y largo plazo y darles seguimiento periódico.

Un observatorio ciudadano puede aprovechar plataformas de internet y redes sociales para supervisar y comparar simultáneamente las características y desempeño de distintos OO integrando información, tal como lo haría un regulador formal.

Trabajo colaborativo y exigencia de “transparencia proactiva”

Con el cobijo de las nuevas leyes de participación ciudadana, de transparencia, rendición de cuentas, y manejo de archivos, de derechos humanos de agua, saneamiento y de un medio ambiente sano, actualmente cualquier ciudadano puede solicitar información a cualquier OO, y éstos deben suministrar al interesado lo que solicite, sin ningún cuestionamiento.

Lo anterior, aunado a la facilidad para organizar y manejar la información que ofrecen las comunicaciones por internet y las plataformas informáticas de bajo costo y fácil acceso, favorece la posibilidad de integrar observatorios ciudadanos del agua.

Debe tenerse presente que la cultura ciudadana y el conocimiento popular sobre el agua es muy deficiente, por lo que habrá que tener precauciones y filtros para el ingreso de los colaboradores. Simultáneamente es necesario reforzar la capacitación y los programas de cultura del agua, pero con un enfoque muy diferente de los que por décadas han promovido algunas instituciones o los mismos OO, que son excesivamente superficiales e incluso manipuladores, y favorecen medidas fáciles como cerrar el grifo o pagar, sin alentar la participación social para exigir al operador transparencia, análisis crítico de información o competencia y eficiencia a los empleados del OO.

Hoy en día es común que cualquier habitante con su teléfono celular participe en redes sociales de todo tipo; sin embargo, para un observatorio ciudadano debe haber más seriedad y organización. Conviene integrar información a través de solicitudes a portales de transparencia del INAI, a instituciones estatales equivalentes o a los mismos OO.

Ejemplos de análisis que pueden lograrse y a los cuales dar seguimiento a través de solicitudes de información son los mapas de la figura 2. En uno se identifican las fugas de agua que atendió un operador en un periodo específico; en el otro se ubica dónde dejó de bombear el operador porque no paga la electricidad de sus pozos o bien porque sus equipos de bombeo se averiaron (¿corrupción, ineptitud, insuficiencia financiera?).

Conclusiones y propuestas

México es el país latinoamericano con mayor escasez de agua y conflictos relacionados con ella, por sus características geográficas y por su alta densidad demográfica, combinada con un fuerte desequilibrio en sus huellas ecológica e hídrica.

Además, es donde más se ha tolerado la ineficiencia y negligencia en los servicios públicos de agua. Tal tolerancia es atribuible tanto a apatía y baja conciencia ciudadana (desinformación, mala cultura del agua) como a la pobre o nula supervisión gubernamental a las leyes y normas vigentes. Es precisamente allí, en la falta de participación ciudadana y de supervisión de los organismos de agua, donde la corrupción, la ineficiencia y el deterioro tienen su culmen, que para unos representa ganancias económicas y para muchos otros deterioro en su vida por con contar con un elemento básico suficiente.

La ciudadanía debe comprender y aceptar que la sostenibilidad es una ilusión irrealizable mientras prosiga el crecimiento demográfico, y que es responsabilidad individual y colectiva lograr la estabilidad a la mayor brevedad posible. La posibilidad de tener agua, desalojarla y sanearla tiene un costo que debe ser cubierto con las cuotas de cada habitante, y se necesitan instituciones operadoras muy competentes para administrar y conservar esos servicios. La propia ciudadanía debe exigir detener la irregularidad e improvisación, cuyas consecuencias son más costosas, molestas y riesgosas.

Se deben organizar observatorios ciudadanos del agua, con distribución planeada de cargas de trabajo entre los colaboradores (evitando sobrecargas a algunos voluntarios) y una apropiada distribución (divulgación) de lo que logre integrar y analizar, luego de haber sido revisado por expertos.

Ya es tiempo, y existe la enorme oportunidad de generar una más efectiva presión social mediante representantes capaces y competentes, aprovechando al nuevo marco legal favorable para la transparencia, la redición de cuentas y la participación ciudadana en el derecho humano al agua y saneamiento.

Se debe impulsar, con mejores programas de cultura cívica y cultura del agua, una ciudadanía más madura, que ejerza presión constante para que las instituciones sean responsables, competentes y autosuficientes. Ello seguramente requerirá tarifas más altas, pero evitará las externalidades que ahora padecemos y pagamos. La exigencia ciudadana no debe darse mediante confrontación, sino a través de la unión y de hacer equipo con las instituciones que se pretende mejorar.

Posiblemente la principal exigencia ciudadana que se puede promover ya con facilidad es que no haya cambios caprichosos en la designación del titular del organismo operador; debe ser experimentado y competente, y si es eficaz puede permanecer en el cargo, sin relación con los cambios de presidentes municipales.

 

Referencias

Buenfil, R. M., y R. P. Hansen (2019). Evaluación con indicadores de gestión prioritarios. H2O Gestión del Agua 23: 22-27.
Morelos Rinde Cuentas, A. C. (2018). SAPAC, al borde del colapso. Plan ciudadano para salvarlo. Resumen ejecutivo. Centro de Investigación Morelos Rinde Cuentas, A.C. Disponible en: http://www.morelosrindecuentas.org.mx/sapac/
Pineda Pablos, Nicolás (2018). Un fracaso. El modelo de gestión municipal del agua. Agua y Ambiente 34. Colegio de Sonora.

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