Cintya Berenice Molina Rodríguez Doctora en Estudios urbanos y ambientales
Los fondos de agua surgieron como una respuesta local al reto de la seguridad hídrica desde una visión principalmente enfocada en los aspectos de conservación de las cuencas. Son organizaciones que diseñan e impulsan mecanismos financieros y de gobernanza, articulando actores públicos, privados y de la sociedad civil con el fin de contribuir a la seguridad hídrica y al manejo sostenible de la cuenca a través de soluciones basadas en la naturaleza.
El 25% de la población mundial enfrenta la posibilidad de quedarse sin agua. En América Latina, según datos del World Resources Institute (2019), hay tres países –México, Perú y Chile– que reportan estrés hídrico alto (véase tabla 1), es decir, utilizan casi la totalidad del agua que tienen disponible. Este panorama podría empeorar debido a las alteraciones del ciclo hidrológico y al aumento de la temperatura.

Los cambios en las variables climáticas influyen en la disponibilidad de agua; también las actividades económicas y la forma de extracción de este recurso del subsuelo. En la Ciudad de México, por ejemplo, la explotación de los acuíferos ha sido intensiva y ha ocasionado no sólo el agotamiento de éstos, sino también el hundimiento de la ciudad. De acuerdo con el Sistema Nacional del Agua (Sina), el acuífero que abastece a la ciudad registra un déficit de 507 hectómetros cúbicos (hm³).
La escasez del agua impacta negativamente la seguridad hídrica. Este concepto, que tiene fundamento en la gestión integrada del recurso hídrico y el nexo agua-alimentos-energía, integra desde diferentes enfoques la capacidad de asegurar la disponibilidad y el acceso al agua considerando los riesgos, vulnerabilidades ambientales y desafíos políticos de la sociedad y de los ecosistemas. No obstante, puede comprenderse a través de enfoques sociales y de gobernanza (Zeitoun et al., 2016).
La no disponibilidad y la falta de acceso al agua incrementa la competencia entre sectores por el uso del recurso y limita las oportunidades de desarrollo socioeconómico. El agua es por derecho propio un sector, pero al mismo tiempo es parte de otros sectores en una sociedad, y el salvavidas de los ecosistemas y el planeta (Varis et al., 2017). En estas circunstancias, la gestión y gobernanza del recurso hídrico se convierten en prioridad.
Estrategias para garantizar la seguridad hídrica
Los organismos internacionales han trabajado en opciones de respuesta a los desafíos que implica garantizar la seguridad hídrica en América Latina. Una de éstas ha sido la creación y el fortalecimiento de los fondos de agua, con la premisa de que la seguridad hídrica no sólo requiere inversión en infraestructura hidráulica, también implica ciencia, acompañamiento técnico, desarrollo de capacidades, poder de convocatoria y respaldo institucional (ALFA, 2022).
Los fondos de agua nacieron en 2011 como una forma de inversión en acciones de conservación del agua para enfrentar el estrés hídrico que se ha generalizado en ciudades con más de 100,000 habitantes. Son instrumentos de gestión y de gobernanza del recurso hídrico que operan en una escala local. Incluyen proyectos que consideran cinco dimensiones de la seguridad hídrica: doméstica, económica, urbana, ambiental y cambio climático. Una de sus características es la contribución al desarrollo económico y ambiental de una región, que contribuye, a su vez, a la gobernanza de sus recursos hídricos.
En América Latina existen 26 fondos de agua que han permitido la conservación de 325,861 ha y beneficiado a 116 millones de personas. La inversión a 2021 se estimó en 243.5 millones de dólares, y agrupan a más de 300 socios públicos y privados (ALFA, 2021).
Para la implementación de un fondo de agua se requiere el desarrollo de cinco etapas: factibilidad, diseño, creación, operación y consolidación. En cada una de ellas se fortalece la identidad colectiva de los actores que participan en el proceso y que, sin importar que trabajen en contextos diferentes, se asumen como parte de una comunidad (ALFA, 2022). Los fondos de agua son una iniciativa de carácter social que desarrolla una visión compartida y accionable de seguridad hídrica con base en el trabajo, la voluntad política y la toma de decisiones por parte de los actores. Otro aspecto no menos importante es que se adecuan a entornos rurales y urbanos aprovechando los servicios ecosistémicos presentes en las zonas de intervención.
En la primera etapa de factibilidad se define la problemática del área de influencia, se atrae a nuevos socios y se designa un director ejecutivo para el fondo de agua. En la segunda etapa se desarrolla un plan estratégico y un esquema de gobernanza, que incluye soluciones basadas en la naturaleza para los problemas hídricos. En la tercera etapa de operación se implementan los planes de trabajo. Finalmente, la etapa de consolidación asegura la viabilidad a largo plazo del fondo del agua.
Los fondos de agua en México
En México se han creado cuatro fondos de agua: Agua Capital (Ciudad de México), Fondo de Agua Metropolitano de Monterrey (Nuevo León), Cauce Bajío (Guanajuato) y Fondo de Agua para el Desarrollo en Zacatecas (Zacatecas). Adicionalmente, hay dos fondos de agua en proceso de creación, uno es el Fondo de Agua de la Zona Metropolitana de Cuernavaca, que busca contribuir a la solución de los desafíos hídricos que enfrenta la región.
La zona metropolitana de Cuernavaca ha experimentado un rápido desarrollo socioeconómico, que se ha traducido en el uso no eficiente del agua por parte del sector agrícola, la disminución de las aguas subterráneas durante los últimos cinco años, y la contaminación del recurso debido a las descargas industriales y asentamientos desordenados e irregulares que invaden zonas de importante valor ambiental. El fondo de agua que se propone crear financiará proyectos de agua que impacten positivamente en la seguridad hídrica de la región y que, a su vez, integren soluciones basadas en la naturaleza.

La etapa de factibilidad para la creación del Fondo de Agua en la Zona Metropolitana de Cuernavaca ha finalizado. Uno de los resultados visibles en ese proceso fue la construcción de alianzas entre académicos, autoridades del agua, instituciones de gobierno, empresarios y sociedad civil. De manera exitosa se integró el Grupo Promotor del Fondo de Agua, cuya tarea será sumar actores a la iniciativa buscando la sostenibilidad financiera, social y ambiental del fondo.
Reflexiones finales
Los fondos de agua son medios de inversión eficiente en el recurso hídrico. Han logrado articular en su proceso de definición, diseño, implementación y ejecución a los actores públicos, privados y de la sociedad civil, con lo que se ha fortalecido la cohesión entre ellos y contribuido a la solución de los desafíos de la seguridad hídrica en un territorio específico. La creación de un fondo de agua implica proponer una solución a los problemas hídricos en el marco de las acciones colectivas utilizando prácticas innovadoras que fortalezcan a las políticas públicas del agua en diferentes niveles de gobierno, en la lucha contra el cambio climático y por los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Crear un fondo de agua es una oportunidad para garantizar que en el futuro se cuente con el preciado líquido, tanto para consumo humano como para el desarrollo de las actividades productivas de la zona y la conservación de los recursos naturales.
Referencias
Alianza Latinoamericana de Fondos de Agua, ALFA (2021). Video. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=rt18B_8xa-Y&ab_channel=AlianzaLatinoamericanadeFondosdeAgua
ALFA (2022). Seguridad hídrica. Disponible en: www.fondosdeagua.org/es/los-fondos-de-agua/el-reto-del-agua/securidad-hidrica/
Varis, O., M. Keskinen y M. Kummu (2017). Four dimensions of water security with a case of the indirect role of water in global food security. Water Security 1: 36-45.
World Resources Institute, WRI (2019). Aqueduct 3.0 Country Rankings. Disponible en: www.wri.org/data/aqueduct-30-country-rankings
Zeitoun, M., et al. (2016). Reductionist and integrative research approaches to complex water security policy challenges. Global Environmental Change 39: 143-154.