Es muy importante proyectarnos, vislumbrar el futuro, explorar las tendencias profesionales de cada una de las licenciaturas y posgrados que ofrecemos, y estar siempre atentos para ir ajustando los planes y programas de estudio y todos los apoyos que se brindan a los alumnos durante su estancia en la universidad y los vínculos que se puedan generar al exterior, para que todo ello conduzca a formar egresados con las competencias, los valores y actitudes para encontrar un lugar profesional en esta sociedad de cambio permanente.
Teresa Merchand Hernández Directora de la División de Ciencias Básicas e Ingeniería. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco.
IC: ¿Cuál es la vocación del plan de estudios de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma Metropolitana? Nos interesa en particular la ingeniería civil, pero no excluimos a las otras.
Teresa Merchand Hernández (TMH): En 2024, la Universidad Autónoma Metropolitana cumplirá 50 años de estar formando egresados de licenciatura y posgrado en sus cinco unidades académicas. La División de Ciencias Básicas e Ingeniería de la Unidad Azcapotzalco ofrece 10 licenciaturas en ingeniería: Ambiental, Civil, Computación, Eléctrica, Electrónica, Física, Industrial, Mecánica, Metalúrgica y Química, así como siete posgrados: maestrías y doctorados en Ingeniería Estructural, Ingeniería de Procesos, Ciencias e Ingeniería (líneas Ambiental y Materiales), Optimización y Procesos, así como maestría en Computación y en Ciencia e Ingeniería Electromagnética.
La Licenciatura en Ingeniería Civil es uno de nuestros programas más importantes en términos de sus resultados, con egresados competitivos y formados integralmente. En la división tenemos 6,366 alumnos, de los cuales 687 cursan la Licenciatura en Ingeniería Civil; de estos, el 23.72% son mujeres y el 76.28% restante son varones.
El plan de estudios de la Licenciatura en Ingeniería Civil se cursa en 12 trimestres y está integrado por cinco troncos. Al ingresar, los alumnos cursan un tronco de nivelación académica; luego transitan por el tronco general, que incluye materias de ciencias básicas: Física, Química y Matemáticas, y algunas asignaturas de computación; después se abordan las ciencias de la ingeniería a través de las materias que conforman el tronco básico profesional: Mecánica de Fluidos, Hidráulica de Canales, Mecánica de Sólidos, Costos y Presupuestos de Obras, por ejemplo; en esta etapa el alumno consolida un conjunto de conocimientos y habilidades a través del trabajo que desarrolla en los cursos teóricos, talleres y cursos experimentales. La parte final de la carrera es el tronco de integración, donde el alumno tiene la posibilidad de resolver una problemática de su campo de estudio a través del Proyecto de Integración; asimismo, en esta parte de la licenciatura puede elegir una de las cuatro áreas de especialización, que en la UAM llamamos Área de Concentración: Construcción, Estructuras, Geotecnia e Hidráulica.
El plan de estudios incluye materias obligatorias y optativas, y contempla un eje transversal, llamado tronco inter y multidisciplinar, a través del cual se busca proporcionar el contexto histórico, económico, político y social –en complemento al aporte de las materias técnicas de la licenciatura–. Se impulsa a lo largo de la formación un conjunto de habilidades y actitudes, tales como la comunicación oral y escrita, el trabajo en equipo, el liderazgo, la responsabilidad, el compromiso y la ética, elementos que enriquecen el perfil de egreso.
IC: Habla de concentración y de cuatro especialidades, pero las especialidades de la ingeniería civil son varias más. ¿Cuáles serían los criterios para determinar que se impartan unas especialidades y otras no?
TMH: Para definir cualquier elemento concerniente a la formación a través del plan de estudios, cabe decir que en la institución las decisiones se toman de forma colegiada a partir del análisis de la información y opiniones procedentes de diversos sectores de interés, tanto internos como externos; entre los internos están los profesores, el alumnado y el responsable directo del plan de estudios, que es el coordinador de estudios de la licenciatura, quien es apoyado por un comité conformado por académicos que trabajan en las líneas formativas disciplinares propias de la licenciatura.
También se reconoce la importancia de la interacción que tenemos con egresados, miembros de gremios profesionales y asociaciones vinculadas a la carrera, así como con representantes del medio profesional y empresarial, integrados en lo que denominamos Consejo Consultivo de la Licenciatura, que nos permite recabar entre sus integrantes las necesidades formativas, las tendencias profesionales y las orientaciones del mercado de trabajo.
En el mismo sentido, se realizan estudios de pertinencia que permiten verificar el desarrollo de la ingeniería civil. Todos los elementos anteriores orientan los procesos de adecuación que se realizan al plan de estudios para definir los cambios curriculares y las áreas de concentración. Como universidad pública tenemos un compromiso central, que es estar en concordancia con las necesidades sociales y económicas de nuestro país.
IC: ¿Cuál ha sido la evolución de la matrícula en Ingeniería Civil y a qué causas ustedes atribuyen los cambios que se perciben?
TMH: A lo largo del tiempo la matrícula ha tenido un comportamiento estable; en 2019 teníamos 614 alumnos activos; 636 en el año 2020; un año después, 659, y en este 2022 tenemos 687; este es un programa con muy buena recepción de solicitudes de aspirantes a ingresar a la UAM, lo cual nos conduce a tener un muy adecuado proceso de selección del alumnado.
IC: Me hablaba de los vínculos con el sector empresarial, gremial y público en materia académica. ¿También se da esta relación para ofertas de trabajo?
TMH: Efectivamente. A través del cuerpo docente de la Licenciatura en Ingeniería Civil establecemos convenios de colaboración y convenios patrocinados con los sectores público y privado; en particular la planta docente de esta licenciatura es muy activa en este rubro, de tal manera que los ingenieros civiles que forman parte de la división son quienes atraen más recursos económicos adicionales a los que obtenemos a través de las fuentes federales.
Los alumnos son también muy activos, ya que tenemos varios capítulos estudiantiles con representación en la Unidad Azcapotzalco, como son el capítulo estudiantil de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Estructural; la representación del Colegio de Ingenieros Civiles con un club de estudiantes y también con la Asociación Nacional de Estudiantes de Ingeniería Civil.
En cuanto a las ofertas laborales, institucionalmente contamos con una bolsa de trabajo pública, el SIBOT, en donde los empleadores ofrecen plazas laborales a nuestros estudiantes y egresados. Asimismo, en el marco de los proyectos de vinculación con instancias públicas y privadas los investigadores pueden incorporar la participación de los alumnos.
IC: Existen críticas en el sentido de que un gran porcentaje de las empresas dedicadas a la infraestructura suelen requerir estudiantes que estén en doctorados, que tengan experiencia. ¿Hay algún tipo de seguimiento de los egresados? ¿Qué impacto considera que tienen los ingenieros civiles egresados de la UAM en el desarrollo del país?
TMH: En la división tenemos ambas vertientes: formamos egresados de la Licenciatura en Ingeniería Civil y de posgrado a través de la maestría y doctorado en Ingeniería Estructural; ambos cuentan con una muy buena recepción en el ámbito laboral.
Sí, tenemos un estudio de seguimiento de egresados, detrás de la cual hay una metodología muy clara, que incluye también la opinión de los empleadores; se realiza cada cuatro años y se hace por cortes generacionales. En ese estudio se refleja la ubicación laboral de los alumnos de ingeniería civil en los diferentes sectores, el tiempo para conseguir empleo, si la actividad que realizan laboralmente tiene coincidencia con los estudios cursados; asimismo, se muestra qué conocimientos y competencias son relevantes para la formación y cuáles deben ser reforzados.
IC: Para transitar el periodo de pandemia se han aplicado distintas políticas en muy diversos ámbitos. ¿Cuáles han sido los impactos positivos y negativos que se vivieron en la carrera frente a este fenómeno?
TMH: Lo negativo fue la pérdida de la presencialidad, la cual es imprescindible para la parte experimental que se desarrolla en los laboratorios y talleres y para el trabajo de campo. Durante la pandemia, con la restricción de asistencia a las instalaciones universitarias, el personal académico se preparó para emprender un camino que condujo a procesar la continuidad de nuestras actividades académicas utilizando la tecnología, las aulas virtuales soportadas en Moodle a disposición del alumnado a través del Campus Virtual Azcapotzalco (CAMVIA), y las herramientas del Google Suite. A los profesores se les preparó en el uso de tecnologías a través de cursos que los orientaron para reconocer esta nueva realidad; enfrentaron la dificultad de estar dando clase en un ambiente virtual donde difícilmente los alumnos encendían la cámara. Cabe decir que en todo momento se impulsaron medidas institucionales para apoyar al alumnado.
Ahora estamos ante el reto de la presencialidad. Ha sido difícil; hemos avanzado gradualmente, actuando de forma muy responsable desde la universidad, y en particular desde la división. Iniciamos el retorno desde finales de 2021 y hemos ido incrementando gradualmente de trimestre en trimestre el aforo en nuestros espacios; en salones con cupos de 45 a 50 alumnos, en principio permitíamos la mitad, después 60, 70%, y ahora, en vísperas de iniciar un nuevo trimestre, estaríamos trabajando como lo solíamos hacer antes de la pandemia, ocupando el total del aforo disponible en aulas, talleres, laboratorios y todos los espacios, como son la biblioteca y los servicios de cómputo.
IC: Para cerrar esta respuesta, ¿podría enumerar algunos impactos positivos y otros negativos, a modo de síntesis?
TMH: Lo positivo se puede ubicar en términos de la fortaleza institucional; somos una comunidad muy robusta, fuerte. La institución tuvo la capacidad de responder rápidamente: por ejemplo, a los alumnos que no tenían equipo de cómputo se les dotó de uno, e incluso se les proporcionaban datos para que pudieran conectarse. Se potenciaron las aulas virtuales, que funcionan como repositorios de información y de actividades a donde el profesorado sube información, videos y materiales diversos y cuyo uso apoya a las actividades presenciales. De 2020 a la fecha se duplicó el número de aulas virtuales: antes de la pandemia teníamos alrededor de 600, y ahora tenemos casi 1,200 tan solo en la División de Ingeniería.
Otro aspecto positivo es que se ha buscado propiciar en el alumno un trabajo autónomo, independiente, donde el profesor funja como un guía, un orientador, y aunque no podríamos asegurar que realmente se logró, lo estaremos evaluando.
Lo negativo fue definitivamente la pérdida de las oportunidades que otorga la presencialidad para el aprendizaje, que en el caso de la ingeniería civil es un aspecto necesario por las actividades que propician el uso de equipos, materiales y dispositivos diversos para desarrollar las habilidades en su uso y manejo.
IC: ¿Qué tipo de retroalimentación recibieron por parte de los alumnos y de los profesores en este periodo de reclusión, de falta de presencialidad?
TMH: Para el caso de los alumnos, se buscó escuchar sus inquietudes y orientarlos a través de las reuniones que trimestralmente se fueron efectuando durante dicho periodo. En cuanto al profesorado, al final de cada curso completan un cuestionario en el cual evalúan lo realizado en cada una de las materias que impartieron, comparten su experiencia docente y sus inquietudes. Esta información se procesa con objeto de ir trabajando en aquellos elementos que es necesario reforzar, aspectos como espacios ventilados, uso de la tecnología, fallas de internet…
Resolver la atención al alumnado durante la pandemia nos condujo a generar divisionalmente el proyecto de Mentoría, en donde los alumnos de trimestres más avanzados, que están por concluir la carrera, realizan su servicio social a través de esta actividad, a partir de la cual se pretende que orienten a sus compañeros, atiendan sus dudas e inquietudes en torno al plan de estudios, los procedimientos escolares y académicos, y los interioricen de la vida universitaria en sí.
La universidad nos da la posibilidad de ofrecer una formación con múltiples dimensiones; en tal contexto es importante compartir con el alumnado aspectos como la oferta cultural, que durante la pandemia fue realizada a distancia con el uso de la tecnología para ofrecer cursos, talleres, exposiciones y conferencias.

También hay que reconocer que en la UAM, y en general en el mundo, la problemática psicosocial producto del aislamiento ha sido un tema preocupante, y a través del proyecto de Mentoría se buscó brindar orientación sobre cursos y talleres en este ámbito ofrecidos institucionalmente, o bien la canalización hacia las instancias correspondientes, cuando se consideró necesario.
IC: ¿Hubo elementos puntuales de retroalimentación que hayan dado profesores y alumnos que usted considere relevantes?
TMH: Después de muchos periodos trimestrales de docencia en modalidad remota, la mayoría de los profesores pedían un retorno; se quejaban mucho de la evaluación desde los ambientes virtuales mencionando la copia de trabajos, tareas e incluso exámenes por varios de los alumnos; este fue un punto de observación importante. También referían la dificultad de evaluar a grupos numerosos con archivos digitales que a menudo no se apreciaban con la nitidez necesaria.
En cuanto a los alumnos, lo que ellos pedían era mayor comprensión de los profesores, mayor apertura, tolerancia.
IC: ¿Han hecho alguna evaluación respecto del impacto de la modalidad virtual versus el aprendizaje presencial en lo académico?
TMH: Tenemos diferentes estudios a nivel institucional que recaban datos, pero considero que es necesaria la realización de un estudio particular en la división sobre los efectos de la pandemia que compare ambas modalidades, la presencial y la remota. Considero que es un asunto que requiere una indagación profunda para entender qué fue lo que sucedió. Contamos con estadísticas que nos muestran, por ejemplo, que los índices de aprobación bajaron durante la pandemia; antes de la pandemia, el promedio divisional de aprobación –hablo de todo el conjunto de licenciaturas de los casi mil cursos que se ofrecen a nivel divisional, no sólo de ingeniería civil– rondaba el 78%, y después de la pandemia bajó significativamente, para ubicarse en 55%. Esto refleja que hay una pérdida importantísima que tendremos que remontar.
IC: ¿Existe algún colegio u organización de los egresados de Ingeniería Civil o de ingeniería en general de la UAM?, y si lo hay, ¿cuál es su vínculo con la escuela?
TMH: Antes de la pandemia, en la Unidad Azcapotzalco organizábamos eventos con egresados y los invitábamos de manera pública, abierta: se registraban y acudían a las instalaciones. Me parece que es muy importante recuperar ese vínculo. La pandemia nos deja claro que es posible recuperar la experiencia utilizando la tecnología para poder, en algún momento, generar espacios de intercambio en donde nuestros egresados nos retroalimenten. Ellos van adquiriendo experiencia, van abriéndose camino, y la interacción que se pueda dar nos va a enriquecer. Es un proyecto que impulsaremos ahora, en el retorno pleno a la UAM.
IC: Es de gran actualidad el tema de género. Me comentó la relación de mujeres y varones que hay en la carrera, y sería interesante saber si hay algún tipo de evaluación, más allá de la numérica, sobre el impacto que tiene la percepción de la mujer –que no es la misma que la del varón– de la carrera de Ingeniería Civil. ¿Existe alguna evaluación de ese tipo?
TMH: Aún no tenemos una evaluación como tal, pero sin duda sería interesante incursionar en este tema; tenemos una matrícula en la que las mujeres siguen siendo una minoría. El promedio divisional es de 29% mujeres y 71% hombres, y destaca el hecho de que las mujeres tienen un desempeño académico mejor que el de sus compañeros en términos de calificaciones y continuidad en los estudios. Institucionalmente, en la UAM en su conjunto, el tema de género y equidad es una de las líneas estratégicas de la gestión, que permea desde la Rectoría General hasta las unidades y divisiones académicas. Para este tema, en el ejercicio presupuestal 2023 hemos incorporado un proyecto titulado Cultura de Paz, Equidad e Inclusión. Al momento, los programas de sensibilización y capacitación en este tema son ofrecidos a la comunidad universitaria a fin de paliar las asimetrías que podrían existir.
IC: Finalmente, a reserva de lo que usted quiera agregar, la educación 4.0 es la aplicación de las herramientas tecnológicas de la información y la comunicación ya existentes sumadas a la generación de nuevas tecnologías para preparar personas que se adapten más fácilmente a los cambios que se experimentan en la cuarta revolución industrial. En este aspecto, ¿qué desafíos espera enfrentar la UAM, específicamente en el área de formación de ingenieros civiles en particular, a corto y mediano plazo?
TMH: Cumplir cabalmente con nuestra misión y visión institucional, formando egresados con las mejores competencias que les permitan tener una ubicación laboral y una trayectoria profesional que redunden en una mejor vida para ellos y su entorno; que sean capaces de desarrollar proyectos que impacten a nuestro país: ese es nuestro compromiso. Como institución pública tenemos esa encomienda y buscamos apegarnos firmemente a ello. Aspectos como la capacidad de resolver problemas a través del trabajo colaborativo, incrementar las habilidades comunicativas que permitan a los egresados exponer y defender sus ideas de forma efectiva, desarrollar el juicio crítico, fomentar su autonomía para el aprendizaje y usar las tecnologías de la información y comunicación para acceder, procesar, diseñar y crear; todos estos son desafíos transversales dentro de la formación.
La era del conocimiento y las tecnologías de la información y comunicación impactan las formas de aprender, de relacionarse, de acceder al conocimiento, y seguramente influirán en el futuro laboral. Es muy importante visualizar, proyectarnos, vislumbrar el futuro, explorar cuáles son las tendencias profesionales de cada una de las licenciaturas y posgrados que ofrecemos, y estar siempre atentos para ir ajustando los planes y programas de estudio y todos los apoyos que de manera complementaria se brindan a los alumnos durante su estancia en la universidad y los vínculos que se puedan generar al exterior, para que todo ello nos conduzca a formar egresados con las competencias, los valores y actitudes para encontrar un lugar profesional en esta sociedad de cambio permanente