Marcos Francisco Gluyas Solórzano. Vicepresidente ejecutivo del Sector Minería e Industria Extractiva, CMIC.
La industria minera es una de las actividades de mayor tradición e impacto que representa un factor de desarrollo para nuestro país. Actualmente, México destaca por tener el primer lugar en producción de plata en el mundo, además de diversos tipos de fortalezas como su ubicación geográfica, grandes depósitos y mano de obra calificada. Estos puntos han hecho que la industria minera mexicana se distinga como una de las más competitivas en el plano internacional, sólo por debajo de Canadá, Australia, Estados Unidos y Chile.
En nuestro país la industria minera es una de las más reglamentadas, al ser considerada de gran impacto ambiental; por este motivo la mayoría de las compañías cuentan con certificados de “empresas limpias” y cumplen con todos los estándares nacionales e internacionales, además de aplicar modelos basados en las mejores prácticas para lograr un mejor desempeño en sus operaciones.
Hoy en día los gobiernos de los estados trabajan en concretar alianzas con los diversos sectores relacionados con la minería, a fin de generar entre los diferentes actores sinergias que se vean reflejadas en nuevas oportunidades de negocio. Asimismo, se están formando clústeres mineros en toda la República mexicana; tal es el caso de Guerrero, Sonora, Durango y Sinaloa, donde se busca integrar a instituciones académicas, proveedores y gobierno para impulsar dicha industria.
Si bien en otros tiempos las condiciones del mercado y un régimen fiscal generoso estimularon la inversión y la producción de una forma importante, la reforma fiscal de 2014 desincentivó el sector, provocó una menor competitividad al limitar la exploración y explotación de reservas y convirtió al país en uno de los más caros para realizar inversiones en este rubro, con lo que se ubicó por debajo de Perú y Chile.
En la actualidad es importante seguir trabajando en temas de tenencia de la tierra, relación con las comunidades, seguridad y fortalecimiento institucional, porque si bien se tiene certeza jurídica mediante la aplicación de reglamentos y normatividad que facilitan la inversión en el sector, aún se deben seguir trabajando con mayor empeño los temas del régimen fiscal y regalías.
Si bien en otros tiempos las condiciones del mercado y un régimen fiscal generoso estimularon la inversión y la producción de una forma importante, la reforma fiscal de 2014 desincentivó el sector, provocó una menor competitividad al limitar la exploración y explotación de reservas y convirtió al país en uno de los más caros para realizar inversiones en este rubro, con lo que se ubicó por debajo de Perú y Chile.
Es importante mencionar que como resultado de la reforma de 2014, se creó el llamado Fondo para el Desarrollo Regional Sustentable de Estados y Municipios Mineros, el cual busca establecer una contraprestación (regalía) por el aprovechamiento de la extracción de sustancias minerales en beneficio de los estados y municipios donde se realiza la extracción minera.
La finalidad del fondo es elevar la calidad de vida de los habitantes en las zonas de extracción mediante la realización de obras de infraestructura social; en este contexto, la alianza con el sector de la construcción cobra gran relevancia, ya que la CMIC agrupa a una gran cantidad de constructores formales del país que cuentan con la capacidad suficiente para desarrollar este tipo de obras y cubrir las necesidades de las comunidades.
Como ya se ha dicho, nuestro país presenta grandes ventajas competitivas que han hecho que el sector minero sea estratégico; por este motivo debe dejarse de pensar en más impuestos a una industria altamente regulada y seguir trabajando en sinergias para integrar a toda la cadena de valor del sector, con el objetivo de aumentar el crecimiento no sólo de la industria minera, sino de todos aquellos sectores que impulsen el desarrollo y la competitividad en México; de esta forma se convertirá en un gran atractivo para los inversionistas y se abrirán nuevas oportunidades de negocio que se verán reflejadas en el progreso de las comunidades donde se desarrolla dicha actividad, así como del país entero.