José Antonio Hernández Balbuena Gerente del Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción, CMIC.
Si 2019 fue considerado un año desastroso para la actividad productiva del sector de la construcción, que presentó una caída real anual de 5.0% (90,310 millones de pesos) respecto al nivel facturado en 2018, con una pérdida de 150 mil puestos de trabajo, 2020 se perfila como un año aun peor. Los resultados del primer bimestre confirman esta aseveración, al registrar una contracción de 8.6% en relación con el primer bimestre de 2019; un comienzo tan malo no se observaba desde hace 19 años.
La confluencia de factores tanto exógenos como endógenos hundió aun más la actividad productiva de la construcción durante los primeros dos meses del presente año. Entre los factores más relevantes destacaron:
• La reducida ejecución del gasto público para infraestructura, ya que en el primer bimestre de 2020 la inversión física presupuestaria fue 7.4% menor en términos reales con respecto al mismo mes de 2019 (93 mil millones de pesos en el primer bimestre 2020 vs. 97.1 mil millones en el mismo periodo de 2019).
• El retraso en el inicio de los proyectos incluidos en el Acuerdo Nacional de Infraestructura.
• La incertidumbre en los mercados financieros y su impacto en las expectativas del sector privado.
• La declaración de emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus (Covid-19).
Tales fueron las principales causas que provocaron menores niveles de inversión pública y privada, circunstancia que se traduce en una menor ejecución de proyectos y caída en la actividad productiva de la industria de la construcción.
Las expectativas de una recuperación de la construcción en 2020 se han desvanecido y es más que probable que el crecimiento que se había proyectado para 2020 al inicio de año sea revisado a la baja como consecuencia de los siguientes factores:
• Expansión y profundidad del impacto del Covid-19
• Recesión económica mundial
• Menores precios del petróleo
• Inestabilidad en los mercados financieros (tipo de cambio, nivel de precios y tasas de interés)
• Probables recortes al gasto público
• Aversión al riesgo de parte del inversionista privado
El impacto genérico de estos imponderables podría llevar al sector de la construcción a una caída de 7% real anual en 2020, lo que equivaldría a una reducción de 119,891 millones de pesos en la facturación anual respecto a lo facturado por el sector en 2019 (1,747,337,000,000 pesos).
¿Cómo afecta la pandemia a la economía mundial?
A mediados de abril de 2020, el Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló que las perspectivas de crecimiento mundial para 2020 eran negativas, y previó una recesión aun mayor que la observada durante la crisis financiera mundial de 2019, pero espera una recuperación vigorosa en 2021. Para llegar a ese punto, el FMI consideraba fundamental dar prioridad a la contención y al fortalecimiento de los sistemas sanitarios en todo el mundo y a la adopción de políticas fiscales y monetarias en apoyo a la estructura económica de los países afectados.
En este contexto, de acuerdo con estimaciones del FMI, la economía mundial se contraería 3.0% en 2020; la economía estadounidense caería 5.9%; la de Alemania, 7.0%; Francia, 7.2%; Italia, 9.1%; España, 8.0%; Japón, 5.2%; Reino Unido, 6.5; Canadá, 6.2%; Rusia, 5.5%; Brasil, 5.3%, y México, 6.6%. Paradójicamente, para China, país donde se originó el virus, se prevé un crecimiento de 1.2% en el presente año.
Precios internacionales del petróleo y su impacto
La combinación de la expansión global del coronavirus, con la correspondiente caída de la demanda de petróleo por la contracción de la actividad económica mundial y la guerra en el sector petrolero entre Arabia Saudita y Rusia, arrastraron los precios de la mezcla mexicana del petróleo a 15.78 dólares por barril, una cifra impensable a principios de año, cuando el precio se movía en torno a los 56.67 dólares por barril: un desplome de 72 por ciento.
De acuerdo con estimaciones del Fondo Monetario Internacional, la economía mundial se contraería 3.0% en 2020; la economía estadounidense caería 5.9%; la de Alemania, 7.0%; Francia, 7.2%; Italia, 9.1%; España, 8.0%; Japón, 5.2%; Reino Unido, 6.5; Canadá, 6.2%; Rusia, 5.5%; Brasil, 5.3%, y México, 6.6%. Paradójicamente, para China, país donde se originó el virus, se prevé un crecimiento de 1.2% en el presente año.
La evolución de los precios internacionales del petróleo es un elemento clave para el desempeño de la economía mexicana, particularmente para las finanzas públicas, ya que, de acuerdo con la Ley de Ingresos de la Federación 2020, los ingresos presupuestados para este año derivados de la actividad petrolera de Pemex y el gobierno federal ascienden a 987,333 millones de pesos, con un precio promedio de la mezcla mexicana de 49 dólares y una plataforma de producción promedio de 1.95 millones de barriles diarios, de la cual 1.134 millones de barriles diarios estarían destinados al mercado de exportación durante 2020.
De mantenerse esta tendencia, se originaría un gran hueco fiscal en las finanzas públicas del gobierno federal, con un inminente recorte de recursos para planes y programas del gobierno federal en 2020. Esto haría casi imposible recuperar la capacidad productiva de la industria de la construcción en el presente año.
Depreciación del tipo de cambio
La caída en los precios del petróleo ha reducido la entrada de dólares a la economía nacional y encarecido su precio. Además, debido a la incertidumbre por los efectos económicos del Covid-19, se ha dado una salida de capitales hacia el exterior. De acuerdo con estimaciones del FMI, durante marzo salieron de México 4,600 millones de dólares por el retiro de capital de inversionistas extranjeros ante los riesgos que representa en todo el mundo el brote de coronavirus. Lo anterior motivó una acelerada depreciación; se pasó de los 18.88 pesos por dólar cotizados el 2 de enero de 2020 a 25.08 el 23 de marzo, una caída de 33% en ese periodo.
Hasta el momento, la industria de la construcción ha tenido un efecto limitado e indirecto en el nivel de precios de los materiales consumidos por el sector, ya que los insumos de la construcción son más bien de carácter nacional.
Asimismo, se estima que las presiones contra el peso son de carácter coyuntural y no estructural, por lo que el dólar volverá a niveles de entre 20 y 22 pesos una vez solventada la crisis desatada por el Covid-19 durante el segundo semestre del año.
Por otra parte, debido a la atonía mostrada por la economía nacional y por la industria de la construcción en el último año, se ha reducido considerablemente la importación de bienes de capital e intermedios, por lo que el impacto de la devaluación no será tan relevante.
¿Cuánto puede afectar la pandemia al sector construcción?
Si las medidas de contención y distanciamiento social que se apliquen permiten que en los próximos meses esté controlada la pandemia, probablemente nos encontraríamos en el escenario de una recesión profunda pero corta, lo que se conoce como una recesión en forma de “V”. Pero si las medidas de aislamiento social resultan ineficaces o insuficientes, o bien se requieren por un periodo más extenso, entonces podríamos estar ante el riesgo de una recesión profunda y larga, como la de 2009 o peor.
En el primer escenario mencionado, habría quizás una caída fuerte del PIB en el segundo trimestre del año, tal vez de 4 a 5%, y una recuperación moderada en los trimestres tercero y cuarto. Al final del año el sector de la construcción podría estar con una caída de 3 a 4% en promedio. Sin embargo, si las medidas de distanciamiento social se prolongan, lo más probable es que el descenso en el segundo trimestre sea mucho más brusco y que no se logre la recuperación tan pronto, lo que implicaría que en 2020 podría haber un desplome mayor al de 2009, con caída superior al 7% anual en el sector de la construcción.
Si las medidas de contención y distanciamiento social que se apliquen permiten que en los próximos meses esté controlada la pandemia, probablemente nos encontraríamos en el escenario de una recesión profunda pero corta, lo que se conoce como una recesión en forma de “V”. Pero si las medidas de aislamiento social resultan ineficaces o insuficientes, o bien se requieren por un periodo más extenso, entonces podríamos estar ante el riesgo de una recesión profunda y larga, como la de 2009 o peor.
¿Quiebra de empresas o de instituciones financieras?
La posibilidad de que esta crisis detone la quiebra de empresas o instituciones financieras no debe descartarse, sobre todo si el escenario que ocurre es el de una recesión prolongada y profunda. Puede haber empresas que no resistan el golpe y tengan que bajar la cortina. En el caso de los bancos, aunque la crisis de 2008 y 2009 dejó lecciones y hoy se encuentran mucho más sólidos en el plano internacional que en el pasado, tampoco puede descartarse que pudiera haber bancarrotas.
Lo que parece factible es que, salvo que se dé un escenario verdaderamente catastrófico, no habrá un colapso del sistema financiero de las magnitudes que se tuvieron en 2008 o 2009.
En las siguientes semanas se verá qué escenario es el que prevalece, pero de una recesión no hay escapatoria.
Medidas contracíclicas para enfrentar la crisis
La declaración de emergencia sanitaria por Covid-19 el pasado 30 de marzo en México estableció un panorama complicado para la industria de la construcción, principalmente para las pequeñas y medianas empresas que dependen de esta actividad, debido a que esta industria no fue declarada como actividad esencial.
El anuncio presidencial del 5 de abril busca la reactivación de la industria de la construcción a través de la obra pública mediante la realización de obras de infraestructura básica tales como introducción de drenaje y agua potable o pavimentación de calles en colonias populares y construcción de vivienda. Estas acciones son de mediano y largo plazo, y carecen de un apoyo inmediato y directo para el rescate de las micro, pequeñas y medianas empresas constructoras.
En el ámbito nacional, la CMIC ha mantenido la postura de considerar como actividades esenciales todas aquéllas relacionadas con la industria de la construcción, y solicitó al gobierno tomarla en cuenta debido a la magnitud de su cadena productiva en obras como ampliaciones y rehabilitaciones. Lo anterior con el fin de impulsar a la economía nacional y evitar su caída, y no obstante el anuncio presidencial del 5 de abril, que busca reactivar la industria de la construcción a través de la obra pública mediante la realización de obras de infraestructura básica tales como introducción de drenaje y agua potable o pavimentación de calles en colonias populares y construcción de vivienda. Estas acciones son de mediano y largo plazo, y carecen de un apoyo inmediato y directo para el rescate de las micro, pequeñas y medianas empresas constructoras que les permita un respiro ante la situación de urgencia por la que están atravesando ante la falta de liquidez.
El sector de la construcción es uno de los más importantes generadores de empleo en el país, pues crea 6 millones de puestos de trabajo directos anualmente. Con el objetivo de proteger el empleo, los salarios y los ingresos de las familias y para evitar que la crisis de liquidez se convierta en una crisis de solvencia, es imprescindible que se ejecuten las siguientes acciones:
• Implementar un plan inmediato que incluya créditos directos por parte de la banca comercial y de desarrollo a fin de solventar la grave situación que muchas empresas constructoras enfrentan desde hace casi dos años con una industria de la construcción contraída.
• Apoyar a las empresas constructoras difiriendo (sin condonación) las contribuciones a la seguridad social por 60 días y los pagos de impuestos de las empresas hasta 90 días sin cargo de intereses; suspensión temporal de pagos provisionales del ISR (propio y retenido por sueldos) así como contribuciones diferidas a 12 pagos en 2021.
• Si estas propuestas se implantan inmediatamente y se les da seguimiento de manera eficaz y coordinada, se podrá transitar con éxito por la crisis que representa la pandemia. Así, las empresas de la industria de la construcción podrán avanzar con una mejor perspectiva de crecimiento para los próximos años.
Perspectivas
En el escenario más probable de que la contención de Covid-19 en México se extienda más allá del mes de abril, el sector registraría una caída anual de 7.1%, con una pérdida de 398 mil puestos de trabajo en 2020.