Raúl Méndez Díaz
Con la mayor frecuencia se citan proyectos de infraestructura que fallan en cumplir con los tres parámetros recomendados para medir el éxito de un proyecto: calidad, tiempo y costo. En un análisis de las causas de dichas fallas realizado por la Auditoría Superior de la Federación se encontró la planeación deficiente como uno de los motivos más frecuentes, y como una consecuencia importante de ella, la falta de un control eficaz durante la ejecución del proyecto. Sin planeación no puede haber control, ya que se carece de medios de comparación entre el desempeño planeado y el que se da durante la ejecución.
Al inicio de un proyecto existe una etapa previa a la planeación en la que, entre otros trabajos, se trata de alinear los alcances preliminares del proyecto con los objetivos que éstos deben cumplir. Esta alineación es de la mayor importancia. Cualquier inconsistencia en este sentido puede ser trascendente para la operación del proyecto.
Tradicionalmente se ha reconocido que para el éxito de un proyecto de infraestructura es indispensable contar con el proyecto ejecutivo antes de iniciar su construcción (en adelante, para evitar confusiones, se llamará proyecto al conjunto de actividades necesarias para realizar una obra desde su concepción hasta su cierre y entrega. Por proyecto ejecutivo se entenderá el conjunto de planos y documentos en que deberá estar descrito íntegra y técnicamente todo el trabajo a realizar para construir una obra). Esto se reconoce pero no siempre se cumple, por las prisas a que obligan los intereses políticos o la urgencia de iniciar la etapa productiva.
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