17 mayo, 2024 11:00 am

Efectos del T-MEC en la construcción mexicana

José Antonio Hernández Balbuena. Gerente del Centro de Estudios Económicos del Sector Construcción.


El nuevo acuerdo comercial alcanzado entre México, Estados Unidos y Canadá trae certidumbre al inversionista y una relativa estabilidad a los mercados financieros, elementos esenciales para incentivar el crecimiento económico. La industria de la construcción es uno de los sectores que se verá beneficiado transversalmente, ya que el acuerdo alentará la llegada de nuevas inversiones. Después de un contexto de gran incertidumbre, la aprobación por parte de los congresos de los tres países ofrece un mejor panorama para la economía nacional, así como para la industria de la construcción.

Como es sabido, la relación comercial entre México, Estados Unidos y Canadá es de total integración e interdependencia en la cadena de suministro, ya que un gran porcentaje de las exportaciones de manufacturas se encuentran clasificadas como bienes intermedios. El llamado T-MEC garantizará un ecosistema industrial integrado.

Durante el periodo enero-noviembre de 2019, nuestro país se ubicó por primera vez en la historia como el principal socio comercial de Estados Unidos, ya que el valor acumulado de las exportaciones e importaciones entre ambos países ascendió a 567,813 millones de dólares, seguido del comercio bilateral entre Estados Unidos con Canadá y Estados Unidos con China, con 563 mil y 516 mil millones de dólares, respectivamente.

Es previsible que en el corto plazo el libre flujo de mercancías o inversiones entre México y Estados Unidos continúe y traiga mayores beneficios, impulse el crecimiento económico de México y aliente la actividad productiva de la industria de la construcción de las siguientes formas:

• Un aumento en los flujos de inversión extranjera hacia el sector industrial mexicano, principalmente al sector manufacturero, lo cual se traducirá en un aumento significativo en la construcción de fábricas, almacenes, parques industriales e infraestructura industrial (edificación no residencial) y generará mayores fuentes de empleo e ingresos de la población ocupada.

• Al expandirse el ingreso disponible, se tenderá a un mayor consumo, que para la industria de la construcción significará una mayor demanda de vivienda y un incentivo para la construcción de centros comerciales y de servicios: un círculo virtuoso.

• Estabilidad en el tipo de cambio, que permitirá tener mayor certidumbre en la elaboración de los presupuestos de construcción de obra.

• Control de la inflación y reducción gradual de las tasas de interés, lo que reducirá el costo financiero de las obras.

• Consolidación y crecimiento de las inversiones ya establecidas en México al haber seguridad en la apertura del mercado estadounidense y mexicano, principalmente en los rubros automotriz y de manufacturas.

• Disponibilidad de insumos y materiales para la construcción de mejor calidad, así como mejores tecnologías a precios competitivos internacionalmente.

El T-MEC alienta la inversión y el crecimiento económico. Ahora resta continuar trabajando en el fortalecimiento de las instituciones, consolidando el Estado de derecho, disminuyendo los niveles de violencia, inseguridad y corrupción, y fomentando las buenas prácticas empresariales, elementos indispensables para potencializar los beneficios de este nuevo pacto comercial para México en el futuro.

Asimismo, ante este nuevo escenario se requiere adoptar una política pública de impulso a la infraestructura que promueva los estándares de competencia global y productiva. Esto debe lograse mediante un estímulo a la inversión, la innovación y el progreso tecnológico, elementos esenciales para que nuestro país compita ventajosamente en los mercados internacionales.

Escenario de crecimiento para el PIB de la construcción a mediano plazo

En los últimos seis años, la industria de la construcción registró un crecimiento de sólo 1% promedio anual. Los principales obstáculos del sector han estado relacionados con la disminución de recursos públicos para el desarrollo de infraestructura como resultado de políticas públicas carentes de visión de mediano y largo plazo, además de la falta de mecanismos de asignación y ejecución.

Por otro lado, el papel de la iniciativa privada en el desarrollo de infraestructura representa el 81% del total de la inversión en el sector de la construcción, y el complejo panorama internacional que ha mermado el crecimiento de la obra privada así como los diversos riesgos en la economía global apuntan a que durante los próximos años continúen los altibajos. Los principales factores que incidirán son:

• La adopción de medidas proteccionistas tanto en el comercio como en la inversión por parte de diversas economías.

• La posible mayor volatilidad en los mercados financieros internacionales ante potenciales sorpresas inflacionarias en algunas economías avanzadas, en especial Estados Unidos.

• Acontecimientos geopolíticos que afecten el crecimiento de las economías subdesarrolladas.

Como se ha mencionado en distintos análisis del Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (Ceesco) de la CMIC, frente al complejo horizonte que se vislumbra para la industria de la construcción en 2020 es necesario que la iniciativa privada y las autoridades encargadas de la asignación, ejecución y fiscalización de los recursos públicos fomenten el desarrollo de infraestructura productiva como detonante de un nuevo escenario de crecimiento tanto en la industria nacional como en el sector.

El pronóstico del Ceesco para el presente año refleja un crecimiento de entre 0.5 y 1.5% (con tendencia a la baja); sin embargo, se esperará a observar el comportamiento de las diversas variables que influyen en el desempeño de la industria de la construcción durante el primer trimestre y se realizarán los ajustes necesarios en las estimaciones para 2020.

Si se observa que el presente gobierno se encuentra ejerciendo adecuada y oportunamente el gasto destinado a infraestructura aprobado en el PEF 2020, se  invierten los  recursos prometidos en proyectos del Programa Nacional de Infraestructura y se mantiene una reducción en las tasas de interés, entonces las tasas de crecimiento de la actividad de la industria de la construcción aumentarán gradualmente en los próximos años. La trayectoria que tome la actividad productiva del sector en este año dependerá, en buena parte, de la eficiencia en la ejecución de la inversión física presupuestaria aprobada en el PEF 2020, la cual resultó ser inferior en 5.6% en términos reales con respecto a lo aprobado en 2019.

Por la parte privada, existe aún mucha incertidumbre y ha de generarse un clima de negocios adecuado que permita al empresariado invertir en infraestructura. Los factores para esto último son:

• Planificación como clave para invertir en infraestructura.

• Creación del Instituto de Planeación de Infraestructura a largo plazo para dar continuidad a los proyectos.

• Condiciones para el establecimiento, operación y protección de las inversiones, así como para el suministro de insumos, servicios y mano de obra requeridos por los inversionistas.

• Financiamiento suficiente y  adecuado, con estándares competitivos.

La CMIC a favor de la libertad en los mercados

Como representante del sector formal organizado de los constructores, la CMIC se caracteriza por ser una institución incluyente que promueve un trato equitativo entre los participantes del mercado y está a favor de que se alienten vigorosos procesos de competencia, lo que derivará en mayor crecimiento y productividad en el país e incluso permitirá mejorar la distribución del ingreso.

Si se observa que el presente gobierno se encuentra ejerciendo adecuada y oportunamente el gasto destinado a infraestructura aprobado en el PEF 2020, se  invierten los  recursos prometidos en proyectos del Programa Nacional de Infraestructura y se mantiene una reducción en las tasas de interés, entonces las tasas de crecimiento de la actividad de la industria de la construcción aumentarán gradualmente en los próximos años. La trayectoria que tome la actividad productiva del sector en este año dependerá, en buena parte, de la eficiencia en la ejecución de la inversión física presupuestaria aprobada en el PEF 2020.

Los proyectos estratégicos que se desarrollarán en el futuro próximo demandarán empresas globales con alta capacidad técnica, tecnológica y de financiamiento. Las oportunidades que ofrece el mercado mexicano en la industria de la construcción pueden materializarse mejor si se complementan capacidades y se suma la experiencia de las empresas participantes.

La apertura de los mercados de servicios de infraestructura y la globalización han permitido el ingreso de empresas constructoras extranjeras que, en algunos casos, son portadoras de nuevas técnicas de producción, tecnologías y modalidades de organización empresarial que resultan complementos necesarios para la modernización de la infraestructura y de los servicios producidos en el ámbito nacional. Esta modernización es crucial para obtener mayores utilidades de la competitividad estructural y atraer nuevas corrientes de inversión a los demás sectores productivos, a manera de un círculo virtuoso.

En este proceso, la CMIC propone que las empresas extranjeras que deseen ingresar al mercado mexicano lo hagan mediante un esquema de asociación que genere valor agregado a la industria nacional y a las empresas constructoras mexicanas. Mediante este mecanismo, la empresa asociada extranjera recibirá el saber valioso (know how) para integrarse al mercado mexicano, una red de contactos que le permitirán hacer negocios en México y conocimiento técnico, de mercado, laboral y normativo.

Debido a su importancia, nuestro sector tiene que crecer a su potencial de 4 a 5% anual y ser competitivo globalmente. Para ello, es necesario que su estructura productiva se fortalezca. Por tal motivo, se están poniendo en marcha acciones y políticas específicas de promoción del desarrollo de capital humano, tecnología y financiamiento, y un marco jurídico adecuado para apoyar el crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas y robustecer a las medianas y grandes promoviendo la especialización y la generación de alianzas estratégicas, para que sumen capacidades y se vuelvan más competitivas en el mercado no sólo nacional sino también internacional.

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