Enrique León Zepeda. Ingeniero civil con maestría en Administración de la construcción.
El diccionario de la Real Academia Española define la palabra ignominia como “afrenta pública”. En los últimos meses, los medios de comunicación informan reiteradamente sobre la construcción por el gobierno de Estados Unidos de un muro que separe la frontera común con México con la finalidad de “brindar seguridad” (a su país).
La construcción del muro impedirá el tránsito de al menos 800 especies de animales; significará riesgos y amenazas para la biodiversidad, puesto que se trata de una zona ecológica muy diversa, y fragmentar el hábitat hará más vulnerables a las catástrofes naturales a las especies endémicas; además, al impedirse los movimientos migratorios se perdería la variabilidad genética, pues se generarían problemas de endogamia de las 800 especies vulnerables; aproximadamente 180 están en peligro de extinción, entre ellas el jaguar, el berrendo y los castores (Hernández, 2016).
Un estudio de referencia (Córdova y De la Parra, 2007) destaca la existencia de cuencas naturales (aguas arriba y aguas abajo) divididas por la frontera natural entre México y Estados Unidos; en él se asevera que si éstas se interrumpen, irremediablemente sufrirán un impacto el terreno y las distintas manifestaciones de vecindad, llámese cultural, vial, comunitaria, urbanística, rural, etcétera.
Cabe añadir que, dependiendo del tipo de muro que se construyera, se afectaría el escurrimiento de agua hacia el río Bravo, y habría riesgo de que no se cumpliera el Tratado de Aguas de 1944 entre Estados Unidos y México, según el cual a nuestro país le corresponde la mitad del flujo de los ríos no aforados de los dos países.
Puedes leer el artículo completo en la revista Ingeniería Civil 576, disponible en el sitio web del CICM o en el siguiente enlace: IC 576