El problema de la gestión del agua potable en la Ciudad de México es multifacético, pero en general es ocasionado por una gestión inadecuada. En este artículo se analiza este fenómeno a partir de tres apartados: suministro del agua, organización institucional y sistema tarifario.
Jorge Alejandro Silva Rodríguez de San Miguel Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora.
La Ciudad de México es una de las más pobladas y con mayor estrés hídrico en el mundo. Asimismo, desempeña un papel preponderante en lo político, social, económico y cultural en México. La forma de gestionar el recurso hídrico no ha tenido grandes cambios desde la época colonial, en el sentido de que se continúa en la búsqueda de nuevas fuentes de agua para satisfacer la demanda incesante. Esto ha propiciado la sobreexplotación de acuíferos, a lo que se suma una organización institucional centralizada que dificulta la coordinación entre áreas clave vinculadas con el agua y un sistema tarifario que no permite cubrir los gastos de operación y las inversiones para mejorar la infraestructura hídrica. De continuar con esta tendencia, se agravarán los problemas relativos a la gestión del agua potable.
En el año 2010, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas reconoció el derecho humano al agua y al saneamiento, por lo que toda persona cuenta con el derecho a tener agua suficiente, continua, segura, aceptable, físicamente accesible y asequible para uso personal y doméstico. De igual forma, en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 se alude a este derecho.
En 2017, unos 5,300 millones de personas utilizaron servicios de agua potable ubicados en instalaciones disponibles y libres de contaminación, mientras que 2,200 millones de personas no contaron con esto. El suministro de agua potable en el mundo escasea cada vez más, aunado al crecimiento poblacional, los cambios demográficos y la urbanización. Se estima que para 2025 la mitad de la población mundial vivirá en zonas con estrés hídrico (OMS, 2019).
La Ciudad de México se ubica entre las más afectadas por el estrés hídrico en el mundo (McDonald et al., 2014). Los habitantes de la ciudad dependen para su abastecimiento de agua de dos fuentes principales: un acuífero intensamente sobreexplotado y un sistema de alto consumo energético que bombea agua 1,100 m cuesta arriba en una distancia de 162 km. Además, el hundimiento extremo y desigual de la tierra, debido a la extracción intensiva de agua subterránea, daña continuamente la red y provoca una pérdida estimada del 25% por fugas, y un 14% adicional que no se mide y en gran parte no se contabiliza (Romero, 2010).
Por otra parte, la ciudad cuenta con una red de organizaciones compleja que dificulta llevar a cabo la gestión, y un sistema de tarifas con el que no se logra recuperar el costo operativo en que se incurre para el suministro de agua potable (Sacmex, 2012).
Suministro de agua potable
La problemática que subyace en el tema del agua se remonta a los orígenes de Tenochtitlan, asentada en el Lago de Texcoco en 1325. No obstante, los aztecas gestionaron el agua de forma eficiente evitando inundaciones y cubriendo las necesidades de su población. En el periodo de la Colonia, en 1493, cuando se fundó la Ciudad de México, se construyeron grandes obras hidráulicas, pero persistieron los problemas con el agua, particularmente los relativos a las inundaciones. Con el pasar de los años se siguieron construyendo grandes obras y se buscaron estrategias para suministrar agua potable a una población que iba en aumento, con lo que se ocasionaron problemas de sobreexplotación de acuíferos.
En la Ciudad de México, los centros de demanda no se ubican cerca de la disponibilidad hídrica, por lo que se torna compleja la gestión. El agua subterránea suministrada representa el 62% del total (Torres, 2017), y gran parte del agua extraída es destinada especialmente al abastecimiento público, mientras que otra parte se destina a la industria. Destacan como fuentes externas de agua la cuenca del Lerma y el Sistema Cutzamala (Sacmex, 2012).
El consumo ha aumentado dramáticamente en el último siglo, con perspectivas negativas a futuro. Aunque la cobertura de agua potable a los habitantes de la Ciudad de México está por arriba del 94% (Conagua, 2019), con un gasto promedio de 32 m3/s, se presenta un déficit en el orden de los 3 m3/s (Sacmex, 2019). A esto también hay que sumarle que la distribución del agua sigue siendo desigual entre alcaldías, pues las mejor posicionadas económicamente tienen menos problemas de abasto; por ejemplo, la dotación diaria se encuentra en el orden de los 567 litros para las zonas residenciales, mientras que en las zonas populares es de 124 litros diarios, considerando que en algunas se carece de agua por periodos prolongados (Torres, 2017).
Organización institucional
En la Ciudad de México convergen una serie de actores de gobierno de diferentes órdenes políticos que deciden cómo realizar la gestión del agua en esta. En este entramado intervienen autoridades de los gobiernos federal, por medio de la Conagua y el Consejo de la Cuenca del Valle de México; estatal, primordialmente la Comisión de Saneamiento del Estado de México y el Sacmex, y los gobiernos locales de los estados involucrados y de las 16 alcaldías de la ciudad (Legorreta, 2006; Sacmex, 2012, 2020). A lo largo de su evolución, la ciudad se convirtió en el centro financiero, cultural y educativo más importante del país. Esto ocasionó la centralización de las dependencias del gobierno federal en su territorio y una concentración poblacional que incrementa la demanda, por lo que constantemente se busca la forma de abastecer de agua desde diferentes fuentes.
En relación con el aspecto financiero, este se resuelve a través de subsidios o transferencias de índole federal. Las inversiones federales se realizan combinando recursos del gobierno federal con los de los gobiernos estatales y municipales, además de los que ejerce la Conagua de forma centralizada o por medio de sus organismos de cuenca y direcciones locales. El servicio de agua y saneamiento se financia regularmente a través de tres rubros: transferencias, impuestos y tarifas (Conagua, 2019).
No existe una visión integral de largo plazo, lo cual resalta con el trabajo fragmentado que realizan las dependencias de los distintos órdenes de gobierno que tienen injerencia en el tema del agua; a esto se suma a una baja participación en la toma de decisiones por parte de los sectores social y privado. Lo anterior ha tenido como consecuencia, entre otras, la escasez del agua, el agotamiento de las fuentes de suministro y el deterioro ambiental, problemas que se vienen acarreando desde hace décadas y que resentirán las próximas generaciones.
Sistema tarifario
En el artículo 172 del Código Fiscal de la Ciudad de México se establecen los derechos de suministro de agua según la clasificación de la manzana en que se ubique el inmueble y esté instalada una toma de agua (GOCDMX, 2021). No obstante, aún prevalecen bajas tarifas e incluso el no cobro, lo cual ocasiona que no se recuperen los costos en que se incurre durante el proceso de suministro de agua (Sacmex, 2012).
También es importante considerar la desigualdad que existe en torno a los subsidios, porque favorecen a los sectores con alto poder adquisitivo y perjudican a las familias que viven en zonas con mayor marginación (Morales et al., 2018). Esto es debido a la carencia de información para identificar y relacionar las variables socioeconómicas de los diferentes hogares con el consumo de agua potable, pues los hogares que cuentan con menores ingresos económicos no tienen conexiones directas al servicio de agua o son deficientes.
Para ilustrar lo anterior, en la ciudad existen 261,850 mil hogares que no cuentan con agua entubada; destacan los hogares marginados de las demarcaciones territoriales de Iztapalapa, Milpa Alta y Xochimilco, que, al no contar con acceso al agua en su domicilio, no reciben el subsidio (Inegi, 2021). Por otra parte, la no identificación apropiada del tipo de hogar considerando su situación socioeconómica causa la aplicación inadecuada de subsidios (Revollo et al., 2019).
Recomendaciones
La satisfacción de la demanda de agua potable en la Ciudad de México con la creación de nuevas obras en fuentes ubicadas a las afueras de la ciudad no debería ser prioritario. En lugar de esto, deberían existir restricciones en el consumo de agua potable para evitar usos desmedidos, sobre todo en zonas donde no es justificable. Asimismo, la creación de un sistema que permita medir en tiempo real la cantidad suministrada de agua a los hogares y la detección de fugas debería ser prioritario, para lo cual se necesitaría destinar presupuesto. Igualmente, es necesario continuar implementando programas de aprovechamiento de agua de lluvia a gran escala.
Respecto a la gestión institucional, es necesario que exista mayor control de las funciones y actividades de las dependencias gubernamentales, mejorar su coordinación y ampliarla a los sectores privado y social. También es imperioso darles prioridad a los planes a largo plazo para evitar que con cada cambio de gobierno se cambie el enfoque de política pública.
Por otra parte, se requiere un sistema tarifario tendiente a repartir un monto diversificado de tarifas de acuerdo con el consumo, en el marco de un sistema hídrico enfocado en la demanda, no en la oferta. Además, es menester priorizar a los hogares marginados de la ciudad, particularmente aquellos establecidos en las demarcaciones territoriales de Iztapalapa, Milpa Alta y Xochimilco.
Las recomendaciones para la gestión del agua potable en la Ciudad de México son generales y brindan una base sobre la cual se podría profundizar en próximas investigaciones.
Referencias
Comisión Nacional del Agua, Conagua (2019). Situación del subsector agua potable, alcantarillado y saneamiento. Disponible en: www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/554702/DSAPAS_1-20.pdf
Gaceta Oficial de la Ciudad de México, GOCDMX (2021). Código Fiscal de la Ciudad de México.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Inegi (2021). Panorama sociodemográfico de México 2020.
Legorreta, J. (2006). El agua y la Ciudad de México: de Tenochtitlan a la megalópolis del siglo XXI. México: Universidad Autónoma Metropolitana.
McDonald, R. I., et al. (2014). Water on an urban planet: Urbanization and the reach of urban water infrastructure. Global Environmental Change 27: 96-105.
Morales, J. A., et al. (2018). Inequality in access to drinking water and subsidies between low and high income households in Mexico City. Water 10 (8): 1-16.
Organización Mundial de la Salud, OMS (2019). Drinking-water. Disponible en: www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/drinking-water
Revollo, D. A., et al. (2019). Impacto de los subsidios al agua en los hogares pobres de la Ciudad de México. Gestión y política pública 28(1): 39-67.
Romero, P. (2010). Water in Mexico City: what will climate change bring to its history of water-related hazards and vulnerabilities? Environment and Urbanization 22(1): 157-178.
Sistema de Aguas de la Ciudad de México, Sacmex (2012). El gran reto del agua en la Ciudad de México.
Sacmex (2019). Cumbre de fondos de agua: No hay agua que perder. Disponible en: www.fondosdeagua.org/content/dam/tnc/nature/en/documents/latin-america/aguas.pdf
Sacmex (2020). Acerca del Sacmex. Disponible en: www.sacmex.cdmx.gob.mx/organo-descentralizado/acerca-sacmex
Torres, L. (2017). La gestión del agua potable en la Ciudad de México: los retos hídricos de la CDMX: gobernanza y sustentabilidad. Disponible en: halshs.archives-ouvertes.fr/halshs-02055413