11 mayo, 2025 8:36 pm

En un contexto de sequía, desertificación y cambio climático, se hace necesario buscar fuentes alternativas de agua. En el desierto más árido del mundo, el desierto de Atacama, en Chile, la niebla ha sido una respuesta.

El agua de niebla como fuente alternativa ha sido estudiada y aprovechada con distintos fines en diversos países y climas del mundo entero.

Siendo Atacama el desierto más árido del planeta, el conocimiento de los recursos hídricos, así como su caracterización, son elementos fundamentales para su gestión y conservación en el tiempo, premisa básica para un adecuado desarrollo de los ambientes desérticos.

La presencia de niebla ha condicionado la existencia de valiosos ecosistemas en ambientes hiperáridos que de otra manera no existirían, y ha dado relevancia y sentido al estudio de este fenómeno climático y novedoso recurso hídrico.

Uno de los elementos fundamentales ha sido la construcción de bases de datos y conocimiento relativo a la variedad y características de los recursos hídricos existentes en el norte de Chile, y un aspecto particular es la investigación de la nube estratocúmulo y la neblina, como recurso hídrico de relevancia en sistemas naturales y antrópicos en ambientes desérticos. En este ámbito, es de relevancia el desarrollo de nuevo conocimiento, tecnologías de medición y captación, así como la integración con fuentes energéticas que permitan el traslado y gestión del agua.

La producción exitosa de agua de niebla y su continuidad en el tiempo depende de las condiciones y tipo de niebla (frecuencia, contenido de agua, velocidad de viento, etc.) y en buena medida de la participación e involucramiento de las comunidades locales.

Las bases

El clima desértico costero con nublados abundantes está determinado principalmente por la presencia del anticiclón del Pacífico, que condiciona las prácticamente nulas precipitaciones

(0.6 mm promedio anual en la ciudad de Iquique, según la Dirección Meteorológica de Chile). La subsidencia de aire cálido propia de estas latitudes produce una inversión térmica y genera una primera capa marina húmeda y fría, intensificada por la corriente de Humboldt y las surgencias de aguas profundas. La humedad en ciertas condiciones se condensa y forma una extensa nube del tipo estratocúmulo (Sc), la cual, al entrar en contacto con la costa, forma la niebla o camanchaca (en aimará, “oscuridad”: neblina espesa y baja que se produce principalmente en el sur de Perú y el norte de Chile).

En esta zona es posible reconocer dos tipos de niebla: advectiva y orográfica. La primera es transportada por el viento hacia la costa con una altitud entre 500 y 1,000 metros y un grosor de 300 metros en promedio. Por su parte, la niebla orográfica se forma por el ascenso de una masa de aire húmedo por efecto del relieve, en este caso el farallón costero de la cordillera.

En Chile, los estudios pioneros de la niebla comenzaron en el Instituto de Geografía de la Universidad de Chile en la década de 1980. De hecho, la Estación Atacama UC, base de investigación de la universidad en Alto Patache, a 60 km al sur de Iquique, se encuentra en un “oasis de niebla” y su “símbolo” son sus atrapanieblas, estructuras que atrapan gota a gota la camanchaca que cubre completamente el territorio y deja varios litros de agua que pueden ser utilizados tanto para consumo humano como para actividades productivas.

Así nació la idea de crear un mapa de niebla del norte de Chile que permitiera saber dónde se encuentra la niebla y cuánta agua se puede obtener, tanto para las comunidades como para los tomadores de decisiones. El Centro del Desierto de Atacama y el Centro de Derecho y Gestión de Aguas UC concibieron el proyecto “La variabilidad espacio-temporal de la niebla costera del norte de Chile: análisis multifactorial y multiescalar para la construcción del mapa de agua niebla”.

A través de este mapa de toda la costa norte de Chile, desde Arica hasta Valparaíso, se ha buscado determinar la frecuencia de la presencia de niebla utilizando datos meteorológicos e imágenes satelitales de los últimos 25 a 30 años. Esto ha permitido monitorear la distribución de la niebla en el territorio, tanto en un día como por cada estación del año.

Si bien se trata de promedios y se utiliza una escala de 1 km2, el mapa también permite ver tendencias, el aumento o disminución de la niebla en ciertas zonas o los efectos que provocan fenómenos como el anticiclón del Pacífico o la temperatura del mar, que cambia con las corrientes de El Niño o La Niña, así como detectar anomalías o factores que intervienen en su formación.

La segunda parte del proyecto es la escala local. Aspectos como la densidad de la niebla, el inicio y “tope” de la nube, y su incidencia en el territorio son muy difíciles de determinar con imágenes satelitales, por lo que acudir al terreno resulta imprescindible. Es por esto que se definieron tres puntos

de control o monitoreo: la Estación Atacama UC, en la región de Tarapacá, que representa el Chile superárido; Parque Nacional Pan de Azúcar, en las regiones de Antofagasta y Atacama, que refleja al Chile árido, y Parque Nacional Bosque Fray Jorge, en la región de Coquimbo, como muestra del Chile semiárido.

La Reserva Ecológica de Cerro Grande

Cuando las temperaturas bajan en el desierto de Atacama, la zona se cubre de niebla. En 2005, afectados por la crisis hídrica producto de la desertificación y de siglos de cultivo extensivo de trigo, un dirigente social y algunos pobladores decidieron crear la Reserva Ecológica Cerro Grande para preservar el último lugar con vegetación endémica de la zona.

Mediante la Fundación Alto en el Desierto, administradora y ejecutora del proyecto, instalaron el sistema de atrapanieblas en la reserva, ubicada a 650 metros sobre el nivel del mar. El proceso consiste en que, a través de paneles de mallas plásticas colocadas de manera vertical, “atajan” la niebla que proviene del océano Pacífico empujada por el viento, hasta que se condensa en gotas de agua que van cayendo a un canal conectado a estanques.

En el año 2006 se instalaron atrapanieblas para el riego de la reserva y para la regeneración natural de la vegetación propia del lugar. Ello dio pie para la regeneración del vautro (Baccharis concava), especie nativa que crece en terrenos degradados y permite el desarrollo de otras especies, debido a que sus hojas funcionan como un atrapaniebla natural, con lo que se mejora además la calidad el suelo y resulta una herramienta muy eficaz contra el avance del desierto.

En 2011 diseñaron su propio atrapaniebla, que denominaron “Comunero”, de 9 m2 de superficie de cosecha, resistente a las extremas condiciones atmosféricas, fácil de mantener, barato, transportable, seguro, con materiales que se encuentran en cualquier ferretería y realizado localmente.

Hoy en día, en la Reserva Ecológica Cerro Grande hay

28 atrapanieblas “Comuneros” de 9 m2 que al día en promedio pueden cosechar 1,537 litros de agua, lo que equivale casi a 600,000 litros al año –un promedio que lo convierte en uno de los oasis de niebla más importantes de América Latina.

Además, la reserva cuenta con un refugio para realizar educación hidroambiental in situ, donde se realizan giras técnicas para estudiantes e instituciones interesadas en conocer técnicas sustentables no tradicionales de captación hídrica; más de 400 estudiantes de educación básica por año visitan el lugar desde 2006. El agua captada se destina para el riego de la vegetación de la misma reserva y también para bebederos de ganado ovino (en situaciones de extrema sequía) fuera de la reserva.

Hasta ahora, el agua acumulada en la reserva de 100 hectáreas ha permitido reforestar un millar de árboles nativos y endémicos, como el quillay, el peumo y el guayacán. También para abastecer de agua al centenar de pobladores de Peña Blanca, dedicados principalmente a la ganadería, cuando no han llegado los camiones cisterna, o para dar de beber a los animales en tiempos críticos de sequía.

Desde sus orígenes, la comunidad de Peña Blanca ha querido que el proyecto mezcle lo ambiental con el desarrollo productivo. Hasta ahora se han financiado principalmente por aportes voluntarios de organismos internacionales, pero no han dejado de trabajar en busca de desarrollar nuevos proyectos. En ese tenor, se impusieron el desafío de embotellar el agua que acumulan. Otro proyecto fue desarrollado por una familia, uno de cuyos miembros es agrónomo. Con la idea de hacer cerveza artesanal, realizó un curso donde le enseñaron que las aguas del norte tienen muchos carbonatos y son muy duras, porque al correr del río van incorporando minerales que no son favorables para hacer cerveza. Entonces, se le ocurrió que cosechando el agua antes de que tocara el suelo podía no tener la dureza o los contaminantes que le impedían servir para su propósito. Los análisis químicos le dieron la razón y crearon la cerveza Atrapaniebla, la primera en el mundo que utiliza el agua extraída con este sistema.

Buscando el microclima idóneo y con el sistema de atrapanieblas ya instalado, en 2011 llegaron a Peña Blanca, donde la comunidad votó a favor de su instalación.

Con el agua obtenida de los cuatro paneles que tienen en la reserva, produjeron 80,000 litros y alcanzaron ventas por 186,000 dólares en 2019.

Creatividad ante la escasez

En el complejo escenario de vivir en el desierto más árido del mundo, la comunidad coquimbana de Peña Blanca está cosechando agua con el sistema de atrapanieblas, un proceso de condensación de la niebla que les ha permitido desde reforestar uno de los últimos pulmones verdes de la zona hasta producir una cerveza única en el mundo.

En 2021, el déficit de lluvias en el desierto de Atacama fue superior al 80%, pero un año después, un invierno generoso en lluvias y nieve fue responsable de que las planicies yermas del desierto más árido del planeta se cubrieran de coloridos prados de flores: añañucas, malvillas, huillis, patas de guanaco, garritas de león y otras especies que solo existen en esos kilómetros cuadrados cubren los prados durante tres meses.

Elaborado por Helios Comunicación con base en las siguientes fuentes:

Centro UC. Desierto de Atacama: www.cda.uc.cl/investigacion/agua/

Desierto Florido retorna a Atacama pese a la sequía y el cambio climático. induambiente.com

elpais.com/america-futura/2022-07-28/la-apuesta-de-chile-por-cosechar-agua-de-niebla-para-combatir-la-mayor-sequia-de-su-historia.html

La Reserva Ecológica Cerro Grande y sus atrapanieblas. Fundación Un Alto en el Desierto. www.unaltoeneldesierto.cl/reserva-ecologica-cerro-grande/

Niebla: La fuente de agua del futuro. Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política. Instituto de Geografía. Pontificia Universidad Católica de Chile.

Osses P., et al.(2017). El clima desértico costero con nublados abundantes del desierto de Atacama y su relación con los recursos naturales energía solar y agua de niebla. Caso de estudio Alto Patache (20,5°S), región de Tarapacá, Chile. Norte Grande 68, Santiago.

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