17 abril, 2025 1:05 pm

Las autoridades del agua en la cuenca del Valle de México realizan acciones orientadas a la seguridad hídrica de la zona metropolitana, entre ellas trabajos en la Laguna de Xico y en el Sistema Cutzamala para reducir pérdidas de agua y restablecer su eficiencia mediante labores de mantenimiento y ampliación de los sistemas de pozos que abastecen al valle. Todos estos trabajos forman parte del plan integral que se elabora con la participación de la Comisión Nacional del Agua y los gobiernos del Estado de México y la Ciudad de México.

Víctor Javier Bourguett Ortiz Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México de la Conagua.

La gestión del agua en la cuenca del Valle de México ha tenido distintos enfoques a lo largo del tiempo. Los antiguos pobladores, durante la época prehispánica, coexistían con el entorno natural y llegaron a establecer una gestión amigable con el ambiente. Sin embargo, quedaban expuestos a fenómenos hidrometeorológicos como inundaciones, por lo que construyeron diques para mitigar sus impactos. Más adelante, desde el siglo XVI hasta hace algunos años, el enfoque del manejo de la cuenca se orientó a aprovechar las aguas superficiales y subterráneas para, después de su uso, exportarlas artificialmente de la cuenca enviándolas a la cuenca aguas abajo, al río Tula. Actualmente, se realizan acciones adoptando un enfoque de gestión integral de la cuenca en el que se toman en cuenta la participación de la academia, la sociedad y el entorno ambiental buscando el aprovechamiento dentro de la cuenca y considerando su reúso como una alternativa viable para incrementar la oferta de agua potable.

En la cuenca del Valle de México, durante la época prehispánica, los pobladores aprovecharon las aguas de los lagos y manantiales para satisfacer sus necesidades de agua potable, construyeron obras de infraestructura como acueductos y sistemas de riego mediante canales, además de sistemas de drenajes pluviales por medio de acequias que conducían las aguas hacia el Lago de Texcoco; también implementaron sistemas de compuertas y diques para controlar los flujos del drenaje y hacer frente a inundaciones (Conagua, 2009).

Posteriormente, a partir del siglo XVI, la población en la región comenzó a crecer, y con ello se incrementó la demanda de agua, por lo que se abastecían de manantiales y de los escurrimientos de los ríos que aún permanecían en la cuenca. Sin embargo, el enfoque de la gestión del agua cambió; se orientó a extraer las aguas de la cuenca para evitar inundaciones. Se les dio salida de manera artificial a las aguas que formaban los lagos de la región, para desecarlos con trabajos que iniciaron a partir del siglo XVII (véase figura 1), mediante obras como el Tajo de Nochistongo en 1789 y el túnel de Tequixquiac en 1869 (Ramírez, 1976).

Durante el siglo XX se construyeron obras de gran capacidad para el drenaje de la ciudad, con el fin de proteger a la ciudadanía de inundaciones: por ejemplo, el Gran Canal del Desagüe, cuya construcción se inició a principios del siglo pasado, y el Sistema de Drenaje Profundo, con trabajos desde la década de 1960, para conducir las aguas hacia la cuenca del río Tula, en Hidalgo. Ello, por un lado, permitió el desarrollo agropecuario en esa árida región, cuyos escurrimientos contaron así con mayores aportaciones y se abrió la posibilidad de implementar cultivos de riego y no sólo de temporal. Sin embargo, por la falta de planeación y concienciación comenzaron a usarse los ríos de la cuenca del Valle de México como drenaje, y estos cuerpos se contaminaron (en ciertas zonas, la población sigue utilizando los ríos como desagües), por lo que desde la década de 1950 se optó por entubar algunos de ellos para cambiar su vocación a conductos de drenaje. A principios de este siglo se construyó y puso en marcha el Túnel Emisor Oriente, que complementa al Sistema Hidrológico del Valle de México (véase figura 2) y ayuda a prevenir inundaciones en zonas vulnerables de los municipios y alcaldías de la zona oriente, como Ecatepec, Nezahualcóyotl, Iztapalapa y Tláhuac.

Por otro lado, las fuentes de suministro de agua comenzaron a ser insuficientes para la demanda de la población en aumento y ello obligó al desarrollo de estudios y proyectos para incrementar el volumen de agua, e incluso importarla de otras cuencas superficiales y subterráneas. Tal es el caso del Sistema Lerma, que inició operaciones en 1951 para conducir agua por primera vez desde una cuenca circunvecina, y del sistema Cutzamala, que opera desde 1982 y aporta agua desde el estado de Michoacán. Estas fuentes actualmente satisfacen cerca del 31% de la demanda de los habitantes de la cuenca, con un caudal conjunto de 20 metros cúbicos por segundo (m3/s). Asimismo, se implementó el sistema de pozos del Plan de Acción Inmediata, que inició su operación entre 1974 y 1978, con capacidad de diseño del orden de los 7 m3/s y aprovecha los acuíferos del Valle de México (Cuautitlán-Pachuca, Texcoco, Chalco-Amecameca y Zona Metropolitana de la Ciudad de México).

Por la importancia de estos sistemas, que han sido operados desde la década de 1950 para el abastecimiento de la ciudad, es necesario garantizar su correcto funcionamiento a lo largo del tiempo, sobre todo porque la Ciudad de México, debido a su ubicación, es susceptible ante fenómenos hidrometeorológicos y climáticos tales como la sequía. En los últimos años, el país ha sido afectado por este fenómeno, sobre todo en regiones del norte y centro del territorio; la sequía ha impactado hasta en 85% la superficie del territorio en el año 2021, y la totalidad de la cuenca del río Cutzamala en mayo de 2021 (véase figura 3). Esto ha generado riesgos importantes en áreas metropolitanas como Monterrey, Tijuana, Querétaro, Ciudad Juárez, La Laguna y la Ciudad de México, entre otras, que concentran gran parte de la población del país. En este sentido, cobra relevancia garantizar el correcto funcionamiento de las fuentes que abastecen estas ciudades y las del resto del país, para que los usuarios puedan contar con el recurso hídrico y al mismo tiempo se evite la escasez de agua en las fuentes aprovechadas. Adicionalmente, en la gestión del agua se busca migrar a un enfoque sostenible tomando en cuenta los entornos social, biológico y cultural de la cuenca para disminuir los impactos negativos e incrementar la oferta de agua potable.

Por tal razón, las autoridades del agua en el centro del país, en particular en la cuenca del Valle de México, han llevado a cabo acciones conjuntas orientadas a la seguridad hídrica de esta zona metropolitana. Entre dichas acciones, se llevan a cabo trabajos en cuerpos de agua como la Laguna de Xico, localizada al oriente del Valle de México, así como en el Sistema Cutzamala para reducir pérdidas de agua y restablecer su eficiencia mediante labores de mantenimiento y ampliación de los sistemas de pozos que abastecen al valle, trabajos que forman parte del plan integral que se elabora con la participación de la Comisión Nacional del Agua y los gobiernos del Estado de México y la Ciudad de México.

Sistema Cutzamala

El Sistema Cutzamala abarca desde el municipio de Zitácuaro, en el estado de Michoacán, de donde se capta el agua a través de las presas Tuxpan y El Bosque; posteriormente es conducida por túneles y canales hacia la presa derivadora Colorines, y se bombea para ser dirigida a la Planta Potabilizadora Los Berros, en el municipio de Villa de Allende en el Estado de México, donde se mezcla con las aguas provenientes de las presas Valle de Bravo y Villa Victoria (Conagua, 2005). El agua recorre más de 280 km a través de túneles, canales y tuberías a presión para ser potabilizada y entregada a la población del Valle de México y parte de la zona metropolitana de Toluca (véase figura 4).

Por otra parte, en los municipios de Zitácuaro, Jungapeo, Susupuato y Benito Juárez, del estado de Michoacán, la presa El Bosque también es aprovechada para el riego de cultivos, principalmente de guayaba y aguacate. Sin embargo, se han identificado más de 1,600 tomas de agua no reguladas que extraen el recurso hídrico del canal que va de la presa El Bosque a la presa derivadora Colorines, destinada al aprovechamiento del Sistema Cutzamala. Esto impacta en la cantidad de agua que puede ser potabilizada y aprovechada por el sistema. En distintas comunidades de los municipios de esa región se ha identificado la falta de sistemas de agua potable.

Por estas cuestiones, la Conagua, en cooperación y coordinación con los gobiernos de la Ciudad de México y los estados de México y Michoacán, trabaja en un plan de acciones para dotar de tecnología de riego a las zonas agrícolas de la región, con lo que busca optimizar el uso del agua incrementando la eficiencia del canal El Bosque-Colorines para una mejor conducción. Esto se lleva a cabo como pago por servicios ambientales a las comunidades de la región del Sistema Cutzamala, pues el Estado de México y la Ciudad de México se han visto beneficiados por la importación de agua desde aquella región. La inversión en esta obra es del orden de 320 millones de pesos.

Los trabajos incluyen la construcción de infraestructura para el uso eficiente de agua y la recuperación de volúmenes del Sistema Cutzamala y las zonas de riego. Se establecieron acuerdos con los agricultores y las comunidades para tecnificar 2,300 hectáreas de cultivos (véase figura 5); se implementará tecnología de riego por microaspersión y se establecerá una frontera agrícola para delimitar las zonas y evitar su crecimiento descontrolado; asimismo, se capacitará a los usuarios agrícolas para operar estos sistemas y crear una unidad de riego.

Se trabaja para dar a los usuarios certidumbre jurídica sobre el agua que se emplea, ya que, al ser extraída por tomas irregulares, parte del agua se utiliza de manera poco eficiente y no se cuantifica adecuadamente. Estas medidas permitirán el incremento de la productividad en los cultivos y menos pérdidas de agua (se estima que el caudal extraído de forma irregular alcanza hasta 5 m3/s en ciertas temporadas), en beneficio de los municipios de Michoacán y el Valle de México. Se podrán recuperar del orden de 1.5 m3/s para aprovechamiento del Sistema Cutzamala.

En las zonas del ejido La Mora, del municipio de Zitácuaro, y del ejido la Florida, municipio de Jungapeo, se tienen derechos por un decreto presidencial de la década de 1940, que les dota de 800 l/s; el canal que se emplea para su abastecimiento, que tiene una longitud cercana a los 30 km, se encuentra en muy malas condiciones por falta de mantenimiento, por lo que se va a trabajar en su rehabilitación. De igual manera, se construirán sistemas de agua potable para satisfacer a 17 comunidades y garantizar así su derecho al agua.

Para afrontar posibles eventos de sequía, se instalará un sistema de bombeo en la parte baja de la presa El Bosque para que, cuando sus niveles se encuentren por debajo del nivel aprovechable, se pueda usar el sistema de bombeo para garantizar el suministro de 800 l/s para el riego. También se realizarán trabajos para el saneamiento de la presa, dado que actualmente llegan las aguas residuales de Zitácuaro al embalse. Se trabajará con el estado de Michoacán y el municipio en la planta de tratamiento de aguas residuales para garantizar que la presa reciba agua que cumpla con las características sanitarias.

Además, en el Sistema Cutzamala se realizan trabajos para incrementar la eficiencia de la Planta Potabilizadora Los Berros, con lo que se busca mantener y garantizar las entregas de agua de calidad adecuada para su suministro al Valle de México.

Con estas acciones se busca compartir responsabilidades entre comunidades y gobierno en defensa del agua, por lo que se programarán las extracciones de la presa y los mantenimientos al canal, en conjunto con las autoridades y los usuarios de riego.

Laguna de Xico

Además de este gran proyecto que busca reforzar el Sistema Cutzamala, la Conagua desarrolla otros desde una óptica distinta sobre la gestión que se hacía de los recursos hídricos en la cuenca. El enfoque para enfrentar la problemática hídrica de la región ha cambiado, para orientarse a la elaboración de proyectos integrales para hacer más eficiente el aprovechamiento del agua en los diferentes componentes de su ciclo.

De este enfoque surgen soluciones basadas en la naturaleza. Por ejemplo, la Conagua, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México y la Comisión de Aguas del Estado de México, con la integración de instituciones educativas y la sociedad buscan el saneamiento de las fuentes de agua que llegan a la Laguna de Xico. Debido al crecimiento demográfico desmedido, grupos de personas han invadido la zona de la laguna, por lo que se busca recuperar este cuerpo de agua como nueva fuente de abastecimiento y evitar que se siga dañando su ecosistema; esto se está llevando a cabo a través de la implementación de colectores que capten las aguas municipales y eviten que se siga contaminando. Se construirán plantas de tratamiento de aguas residuales para mejorar la calidad de las aguas que llegan de los municipios de la zona oriente del Valle de México, y posteriormente se considera habilitar humedales artificiales en la extensión de la laguna para incrementar la calidad del agua a través de tratamientos biológicos. En este mismo sitio, el agua tratada se mezclará y almacenará con agua de lluvia durante el tiempo necesario hasta que sea apta para su reúso (véase figura 6).

Finalmente, las aguas acumuladas en la laguna serán aprovechadas para riego en la región, y se considera la construcción de una planta potabilizadora que permita incrementar la oferta en 750 litros por segundo.

Además de estos proyectos, la Conagua realiza labores de mantenimiento en la infraestructura a su cargo. Tal es el caso de los sistemas de pozos del Plan de Acción Inmediata Zona Norte, donde se lleva a cabo la relocalización de pozos que redujeron su eficiencia, para aprovecharlos en otra zona donde puedan restaurar e incrementar la capacidad de producción de agua para consumo humano.

Conclusiones

Es importante señalar que, para la conservación del recurso hídrico y garantizar la seguridad hídrica en la región, se requieren, además de estudios, análisis técnicos, diseños especializados y una correcta planeación, la concienciación y participación activa de la sociedad en cuanto al buen uso y preservación del recurso, dado que la población sigue en aumento y el agua es un recurso de gran valor e importancia, pero limitado.

No debe olvidarse que la gestión del recurso hídrico en el Valle de México deberá orientarse a componentes fundamentales como mejorar la eficiencia de los sistemas de abastecimiento, reducir las pérdidas (que impiden hacer una valoración correcta del consumo per cápita en la metrópoli), ajustar los consumos a valores del orden de 200 litros por habitante al día, incrementar el reúso de agua en la cuenca y tecnificar el riego en zonas agrícolas en el Valle del Mezquital.

Referencias

Comisión Nacional del Agua, Conagua (2005). Sistema Cutzamala. Agua para millones de mexicanos.

Conagua (2009). Semblanza histórica del agua en México. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Ramírez, J. F. (1976). Memoria acerca de las obras e inundaciones en la Ciudad de México. Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Servicio Meteorológico Nacional, SMN (2022). Monitor de Sequía en México (MSM). Gobierno de México. Recuperado el 15 de mayo de 2021 de: smn.conagua.gob.mx/es/climatologia/monitor-de-sequia/monitor-de-sequia-en-mexico

UNAM, Dirección General de Divulgación de la Ciencia (2022). La historia hidrológica de la cuenca de México. Fundación UNAM. Recuperado el 5 de agosto de 2022 de: www.fundacionunam.org.mx/ecopuma/la-unam-te-explica-la-historia-hidrologica-de-la-cuenca-de-mexico/

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